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Son poco frecuentes los casos de personas que no incluyen alguna tarjeta en su cartera, bien en formato de crédito o débito.
Es evidente que desde hace años este tipo de tarjetas posibilitan a sus titulares disponer de una serie de servicios que no están presentes a través de otros medios de pago.
Pagar en el restaurante, retirar efectivo desde un cajero automático o gestionar entradas para asistir a algún espectáculo son algunas de las ventajas que éstas proporcionan.
Sin embargo, el principal inconveniente en su utilización son las comisiones que tendrás que asumir por la emisión y mantenimiento.
Ante este escenario que presentan las principales tarjetas, no habrá más remedio que analizar cómo evitar estos gastos a través de tus propias actuaciones en su uso.
No serán muy difíciles de cumplimentar, y a cambio te permitirá generar un importante ahorro todos los años, superando los 100 euros anuales, y esto solamente eliminado la cuota de mantenimiento y la retirada de efectivo en cajeros automáticos y ventanillas.
Ni que decir tiene que parte de estas actuaciones deberán proceder de tu propio comportamiento ante el “plástico”.
Pero otras veces vendrán dadas por las propias entidades bancarias, que se han encargado de diseñar diferentes planes de ahorro para que la titularidad no te cueste nada, o al menos se posicionen bajo tarifas más baratas. Incluso conseguirás este anhelado objetivo a través de las ofertas que vienen desarrollando los bancos, eliminando las principales comisiones.
Solamente tendrás que detectar la estrategia que mejor te conviene para quitarte de una vez estos incómodos gastos que suponen un importante desembolso económico al cabo del año. Por medio de una actuación planificada y racional disfrutarás de los servicios asociados a tu tarjeta, pero sin que cueste nada.
Son varias las alternativas que tienes a tu alcance para contener los gastos de tus tarjetas, y en su mayor parte pasan por tener una mayor vinculación con el emisor aunque en momentos puntuales también puedes aprovecharte de las diferentes promociones que te ofrecen las entidades.
Para facilitarte la labor vamos a resumirlas en cinco estrategias básicas que podrás importar desde ahora:
1) Domicilar tu nómina: si efectúas esta operación te reportará automáticamente la eliminación de todas las comisiones por mantenimiento. La mayoría de las cuentas nómina llevan incluido este servicio para que puedas ahorrar unos cuantos euros todos los años. Solamente deberás cumplir con el requisito de vincular la nómina (o pensión) a tu banco.
2) Sin comisiones: buena parte de las entidades han decidido impulsar esta estrategia comercial para captar el dinero de los clientes y dirigirlo a sus cuentas corrientes. Y entre las alternativas para aliviarse de los principales gastos bancarios, indudablemente se encuentra la eliminación de gastos y comisiones en las diferentes tarjetas contratadas.
3) Ofertas bancarias: para estimular la suscripción de sus productos (cuentas, planes de ahorro, etc.), las entidades de crédito incorporan la posibilidad de contratar sus tarjetas de forma gratuita, al menos durante el primer año.
4) Siendo cliente preferente: si este es tu caso, seguramente obtendrás ciertas deferencias por parte de tu banco, y como no podía ser de otra forma, incluirá la eliminación de los gastos en este medio de pago.
5) Retirada de efectivo: cada vez que vayas a un cajero automático, fíjate que pertenece a tu banco, o en su defecto a la red de tus tarjetas. No en vano, si no sigues esta recomendación estarás abocado a pagar una comisión cada que vez que saques dinero a través de éstos.
Las comisiones por emisión, renovación y mantenimiento son las más comunes e importantes. Son un importe fijo anual, entre 10 y 50 euros en función de la modalidad contratada, que deberás abonar al contratarlas y también por mantenerlas.
El importe total vendrá determinado por el tipo de tarjeta que tengas en la cartera, a mayor categoría, más elevado será tu desembolso. No obstante, si hubiese más beneficiarios, tendrías que pagar por cada tarjeta secundaria, aunque con importes inferiores al de la tarjeta principal.
La peor parte se la llevan las comisiones bancarias que te cobran por retirar efectivo en los cajeros automáticos. En este caso, la cuantía varía en función de la red a la que pertenezcan. Lógicamente son más altas en los cajeros de otras redes que en las propias.
Aunque debes tener en cuenta que en las disposiciones a débito, si se realizan a través de la propia entidad bancaria a la que pertenece la tarjeta, la operación te resultará gratuita.
En cualquier caso, es obligatorio que los cajeros te informen de la comisión y los gastos de la operación antes de que ésta se realice. Y por supuesto, si no estás de acuerdo, podrás rechazarla sin ningún problema.
Las operaciones derivadas por consulta en cajeros de saldos y movimientos y también por pagos en el extranjero serán otras fuentes de tus gastos, aunque por lo general, son menos habituales entre los usuarios de este medio de pago tan generalizado hoy en día.
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