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Entre todos los indicadores que existen para calcular la rentabilidad de una determinada compañía, uno de los que mejor reflejan la capacidad de una empresa para generar beneficios con los recursos utilizados es el ROA, por sus siglas en inglés Return On Assets o, en español, rentabilidad sobre el activo.
Se trata de un indicador que refleja cómo de rentable es la empresa en relación al conjunto de sus activos.
Da una idea de cuán eficiente es la gestión de los activos de nuestra empresa en su función para generar beneficios futuros. En muchas ocasiones, nos referimos a él como el retorno sobre la inversión.
La fórmula del ROA es la siguiente:
ROA = Beneficio Neto / Activo total
El beneficio neto es el beneficio después de hacer frente a las obligaciones financieras y tributarias, es decir, después de intereses e impuestos.
Dicho de otro modo, es el remanente que queda disponible para la empresa, bien para distribuirlo entre sus accionistas o bien para aumentar su autofinanciación aunque, por lo general, las empresas suelen tener una política mixta.
Por otro lado, el activo total es el valor actual de las inversiones económicas que aparecen en el balance empresarial, en el lado del activo. En él se incluye la totalidad del activo fijo (como inmuebles, maquinaria o inversiones) y la totalidad del activo circulante (liquidez disponible en el corto plazo).
El ROA se obtiene como porcentaje del activo. Se interpreta como el retorno que proporciona la inversión de un euro dentro de la empresa o la capacidad que tiene un euro de activo para generar un cierto retorno dentro de nuestra empresa.
Para interpretar la rentabilidad sobre el activo de forma correcta, es necesario tener ciertas nociones contables.
Tal y como nos dice la partida doble, el activo del balance debe estar financiado por el pasivo, que a su vez estará compuesto por los fondos propios (pasivo no exigible) y los fondos ajenos (pasivo exigible).
En este sentido, y de acuerdo a esta identidad contable, el valor del activo debe ser igual al valor del pasivo.
Por tanto, el ROA sirve para dar una idea a los inversores actuales y potenciales de la efectividad del dinero invertido, es decir, de cómo los recursos aportados para la financiación de la empresa se convierten de forma rápida en dinero.
Cuanto mayor sea el valor del ROA, mejor para los inversores, porque significará que la empresa en cuestión es capaz de generar más dinero con menor inversión.
Por ejemplo, si una empresa tiene un beneficio neto de 1 millón de euros y el valor de su activo asciende a cinco millones, su ROA será del 20%.
Sin embargo, si otra empresa gana la misma cantidad de dinero pero con un valor de su activo de 10 millones, su ROA será la mitad, es decir, el 10%.
Teniendo en cuenta este ejemplo, la primera empresa está convirtiendo su inversión en beneficios de una forma mucho más eficiente que la segunda, en concreto, el doble de eficiente si tomamos como referencia el valor de su ROA.
En realidad, el valor del ROA variará en función de la industria estudiada. No será lo mismo una empresa perteneciente a una industria metalúrgica que un restaurante en el medio de una gran ciudad.
Evidentemente, las empresas que requieren una inversión inicial mayor tendrán unos retornos sobre la inversión menores puesto que, en estos casos, el valor del denominador es mayor (es muy grande el valor del activo porque la empresa posee mucha maquinaria y capital para llevar a cabo su actividad productiva) a pesar de que el beneficio neto pueda ser mucho mayor.
En una empresa de servicios en la cual se emplea mucho más factor trabajo que capital, el ROA será mayor a pesar de que el beneficio neto pueda ser menor.
Los valores de ROA por encima del 5% (es decir, por cada euro invertido, el negocio genera 5 céntimos de retorno) son considerados aceptables.
Maximizar la rentabilidad de la empresa es, precisamente, una de las funciones principales de los gestores de negocio y directores financieros de todas las empresas.
Obtener el máximo beneficio posible con los mínimos recursos y, para facilitar este cálculo, éstos se apoyan en el valor de indicadores tan interesantes como el ROA.
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