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Los fondos de inversión se han convertido en uno de los instrumentos preferidos por los ciudadanos españoles para depositar sus ahorros.
La posibilidad de acceder a un amplio abanico de opciones de inversión, las cada vez más competitivas comisiones que ofrecen muchos de ellos y, sobre todo, la baja rentabilidad de la renta fija en los últimos años han facilitado este avance.
Sin embargo, a diferencia de los típicos productos de ahorro, donde nosotros conocíamos de antemano la rentabilidad del producto, los fondos de inversión tienen unas características especiales y más complejas que les hacen ser un instrumento que puede no ser apto para todos los públicos.
Pero no deberíamos de temer invertir en fondos de inversión u otros productos de ahorro pensados para nuestra jubilación, como los planes de pensiones, porque las posibilidades son mucho más amplias que en cualquier otro producto e incluso permite optimizar la inversión a nivel fiscal gracias al diferimiento de impuestos.
Esto se consigue gracias a los traspasos entre estos instrumentos, que permite cambiar de una inversión a otra sin necesidad de pasar por Hacienda. Se trata de una de las peculiaridades más ventajosas de estos productos en nuestro país, pues no todos pueden presumir de esta posibilidad. Solo se paga cuando se obtiene la plusvalía.
Evidentemente, se trata de una opción bastante atractiva, especialmente si nuestra intención es optimizar nuestra inversión a nivel fiscal. Pero, ¿compensa siempre?
Aunque con carácter general los traspasos no pagan peaje fiscal si las participaciones se reinvierten en otras Instituciones de Inversión Colectiva (IICs), existen diversos supuestos en los que, en principio, el partícipe deberá pagar impuestos cuando realice los traspasos entre fondos:
Los traspasos tienen un tratamiento fiscal muy favorable, especialmente si lo comparamos con otros instrumentos de ahorro e inversión.
En las acciones, por ejemplo, para poder traspasar nuestro capital de un valor a otro necesitamos, por un lado, vender la inversión en acciones, pagando el correspondiente peaje fiscal por la plusvalía obtenida, y posteriormente comprar el nuevo valor donde se desea invertir.
Hay que recordar, no obstante, que los traspasos son una buena opción cuando la intención del partícipe sea cambiar la inversión entre fondos.
Ese capital no se va a convertir en liquidez, de manera que no podremos utilizarlo para invertirlo en otros instrumentos, como las acciones, los depósitos, los fondos de inversión y los seguros.
Por tanto, si nuestra intención es invertirlo en otras cosas, no podremos utilizar los traspasos.
Además, hay que recordar que los fondos de inversión, al igual que ocurre con las SICAV, tributan por los beneficios no distribuidos al 1% mientras no se liquide la inversión. En el momento de su venta, se tributará por las plusvalías obtenidas, que habrá que integrar dentro de la base imponible del ahorro.
En definitiva, los fondos de inversión se han convertido en uno de los instrumentos más interesantes a nivel fiscal para colocar nuestros capitales.
Su atractiva fiscalidad gracias a los traspasos, unido a la amplia variedad de fondos disponibles y de la posibilidad de acceder a una gama de posibilidades mayor que las que ofrecen las acciones son en sí mismas razones más que suficientes como para pensar en los fondos para nuestras inversiones.
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