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En un artículo anterior hablábamos sobre los bonos de deuda pública y cómo invertir en ellos. En esta ocasión vamos a definir y analizar los bonos de deuda privada, que son un determinado tipo de deuda emitida por parte de personas físicas y jurídicas, que no pertenecen a la Administración pública.
Se trata de un instrumento utilizado para financiarse. Para ello, el particular o la empresa en cuestión se compromete a devolver el dinero que toma prestado, en un plazo determinado de tiempo, y a cambio de unos determinados intereses, los cuales son acordados en el momento de emisión del bono.
Mediante la adquisición de un bono se está realizando un préstamo al emisor de aquel. El comprador entrega un importe económico que constituye el capital del bono a la empresa o persona física emisora.
Los intereses del bono son pactados desde el momento de su emisión, la rentabilidad de los mismos es fija. Por ese motivo, se los considera un producto financiero de renta fija, dado que conocemos desde el comienzo la rentabilidad que se va a obtener por el dinero prestado.
Sin embargo, en caso de que la adquisición del bono tenga lugar en el mercado secundario, la rentabilidad se verá afectada por el precio de adquisición. De hecho, la compraventa de bonos en el mercado secundario es una operación propia de la renta variable, dado que está sujeta a la oferta y la demanda.
Por regla general, los bonos se adquieren a cambio de entregar el 100% de su valor. Como ya hemos señalado, al vencimiento recibiremos además los intereses correspondientes.
Sin embargo, también existe otra modalidad de emisión, a través de la cual el prestamista no debe prestar el 100% del capital nominal, sino un porcentaje ligeramente inferior.
En este caso, el bono se está emitiendo con descuento y, al vencimiento, la entidad o persona emisora deberá entregar el 100%. Habitualmente, los bonos con descuento presentan una mayor rentabilidad sobre el principal.
Técnicamente, el bono es un parte alícuota del préstamo recibido. La deuda adquirida es dividida en pequeñas partes iguales. De esa forma, cualquier individuo o entidad puede prestar un importe reducido de dinero adquiriendo uno o varios bonos de la emisión de deuda.
Si no se emitiesen bonos, el préstamo que se desea adquirir sería demasiado grande, por lo que sólo podría ser concedido por determinadas entidades de crédito con un gran solvencia y capacidad crediticia.
Gracias a los bonos, sin embargo, el préstamo queda dividido en múltiples contratos representados por cada uno de los títulos o bonos emitidos.
Cada persona que haya adquirido uno de estos títulos tendrá derecho a percibir el importe de deuda representado, así como lo intereses correspondientes.
Los bonos de deuda privada pueden ser objeto de negociación y compraventa en el mercado secundario. En este sentido, están sometidos a un precio de cotización variable, dependiendo de la oferta y la demanda existentes.
Con independencia de si se ha adquirido los bonos en el momento de su emisión, o bien como resultado de una compraventa en el mercado secundario, el propietario del bono es considerado el prestamista, también denominado bonista o tenedor.
Para comprar y vender estos bonos de deuda privada lo más cómodo es hacerlo a través de agencias de valores y brokers que actúan de intermediarios entre tú y el mercado para facilitarte la adquisición de todo tipo de productos de inversión, a cambio de cobrarte alguna comisión por facilitarte la operación. En el comparador de brokers de Busconómico puedes encontrar información actualizada sobre las mejores plataformas.
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Dejando a un lado la cotización en el mercado secundario, cada bono tiene un valor intrínseco que se va reduciendo conforme se van pagando los cupones.
Así, el valor actual de un bono se corresponde con los flujos de caja que aún no se han recibido. Así mismo, deberá descontarse la tasa de interés, o lo que es lo mismo el valor de los cupones ya emitidos, y el valor nominal actual.
Con independencia de que estemos frente a un producto de renta fija, eso no significa que esté carente de riesgos.
En este sentido, debemos distinguir entre riesgo de crédito, y riesgo de mercado.
Los bonos pueden distinguirse o clasificarse en función del tipo de cupón:
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