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Un fondo de inversión es un tipo de herramienta de inversión colectiva, que consiste en la reunión de un patrimonio formado por las aportaciones de un grupo de inversores, con el objetivo de invertirlo en activos financieros.
Los fondos de inversión están repartidos en participaciones iguales y sus miembros se denominan partícipes del fondo.
La compraventa de dichas participaciones se conoce como suscripción y reembolso.
Aunque los fondos de inversión nacen originalmente gracias a las aportaciones de un conjunto de inversores, una vez dichos fondos cotizan en bolsa entrar como partícipe es relativamente sencillo.
Bastará con suscribir participaciones en el fondo de inversión deseado a través de nuestro bróker, emitiendo una orden de compra en los mercados secundarios oportunos.
Los fondos de inversión pueden destinarse a renta fija, renta variable, productos derivados o una combinación de estos elementos, de forma que la diversificación de la inversión (por sectores, geográfica y monetaria) reduzca o aumente el riesgo y la rentabilidad.
Por ejemplo, un fondo de inversión puede estar basado en activos financieros en países emergentes como China, Rusia y Brasil, mientras que otro puede centrarse en la renta fija europea y un tercero puede referirse al sector tecnológico norteamericano.
Las rentabilidades a obtener en cada caso son muy dispares, si bien el riesgo asumido también lo es.
La gestión de un fondo de inversión se encarga, por lo general, a una entidad gestora que se ocupará de analizar los valores en los que se invierte, calcular los riesgos, estimar la evolución del mercado y llevar a cabo las operaciones de compraventa de los activos financieros oportunos.
Además, el fondo deberá estar depositado en manos de una sociedad autorizada para la custodia de valores.
Gracias a las aportaciones de un gran número de partícipes los fondos de inversión cuentan con una gran liquidez.
Esta capacidad operativa les permite reducir considerablemente los costes por las operaciones de compraventa de activos financieros.
En el caso de que cada participante quisiera llevar a cabo una operación por separado, los costes debidos a las comisiones serían mucho mayores.
Ahora bien, también debe tenerse en cuenta que las entidades de gestión y custodia del fondo de inversión cobrarán una serie de comisiones en calidad de gestión, custodia y depósito, las cuales se repercutirán directamente en el valor liquidativo del fondo de inversión.
La rentabilidad de los fondos de inversión está sujeta a varios factores.
El cálculo básico se obtiene mediante la sustracción al precio de reembolso (o venta) del precio se suscripción (o compra).
Es decir, habremos de restar aquello que pagamos cuando ingresamos en el fondo, a aquello que obtenemos cuando salimos del fondo, que también se denomina valor liquidativo.
A modo de ejemplo sencillo podemos plantear el siguiente caso:
- Operación a 1 de enero de 2018: Suscripción de participaciones en el Fondo X por valor de 10.000 euros.
- Operación a 1 de enero de 2019: Reembolso de las participaciones en el Fondo X por valor de 11.000 euros.
En ese caso, habremos obtenido una rentabilidad del 10% en 1 año, lo cual resulta de restar 11.000 menos 10.000 y multiplicarlo por 100, para obtener un porcentaje.
En caso de que la operación haya tenido lugar en un lapso de tiempo superior o inferior a 1 año, sencillamente deberemos multiplicar el porcentaje por 365 (correspondiente al número de días de un año) y dividirlo entre el número de días durante los cuales hayamos estado invertidos.
Por ejemplo, si el anterior caso hubiera tenido lugar únicamente en 180 días, la rentabilidad resultante sería 20,28%. Esto es, 10% multiplicado por 365 y dividido entre 180.
Por otra parte, deberemos tener en cuenta las comisiones que debamos pagar por la suscripción y reembolso de las participaciones, así como las comisiones que cobre la entidad gestora -las cuales, como ya hemos indicado, serán repercutidas en el valor liquidativo- afectarán a la rentabilidad que consigamos cuando finalmente liquidemos nuestra participación en el fondo de inversión.
Finalmente, también debe contemplarse que la mayor parte de los fondos no emiten dividendos, de forma que la única manera de hacer efectiva la rentabilidad obtenida es mediante el reembolso, o lo que es lo mismo, la venta de nuestras participaciones.
Poco a poco, está comenzando a haber fondos de inversión que reparten dividendos entre sus partícipes, lo cual resulta de crucial importancia a la hora decidirnos por el tipo de fondo en el que invertir.
Cuando se trata de fiscalidad, es necesario diferenciar los dos tipos posibles de rendimientos a obtener mediante un fondo de inversión.
Por lo general, los fondos de inversión son una buena opción en 3 casos:
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