Cancelar una tarjeta de crédito debería ser siempre un proceso rápido y sencillo. Desgraciadamente, el desconocimiento por parte de los consumidores, así como las trabas puestas por algunas entidades pueden contribuir a convertirlo en una experiencia desagradable.
Ten en cuenta que las comisiones de las tarjetas de crédito generan cuantiosos ingresos a los bancos. Además, el número de tarjetas emitidas también constituye un ratio positivo de los resultados de la entidad, sus oficinas y su cuota de mercado. De hecho, durante la reciente fusión de las redes de cajeros automáticos se utilizó el número de tarjetas emitidas por cada red como criterio para ponderar cuestiones como el accionariado o el número de consejeros dentro de la nueva organización.
En conclusión, si quieres que la cancelación de tu tarjeta de crédito tenga lugar de una forma limpia y rápida, asegúrate de conocer el procedimiento, para evitar las posibles barreras puestas por el banco.
Lo primero que debes saber es que, con independencia del motivo por el que quieras cancelar tu tarjeta, el siguiente procedimiento debería permitirte hacerlo sin problema alguno.
Cuando recibiste tu tarjeta, tuviste que firmar un contrato específico para la misma. Revisa este contrato para comprobar que no hay algún tipo de cláusula de permanencia que te impida cancelar la tarjeta en este momento, o que pueda suponer una penalización o cargo. Así mismo, comprueba todos los requisitos que puedan indicarse para proceder a la cancelación de la tarjeta.
Si se trata de una tarjeta de crédito, debes asegurarte de que no hay saldo pendiente de liquidar, ya sea del mes en curso, o de meses anteriores –en caso de que hayas aplazado el pago de tus compras–.
Si existe saldo pendiente, tienes dos opciones. Puedes esperar hasta haberlo liquidado en los plazos que tuvieras previstos, o bien puedes liquidar todo el saldo inmediatamente. Para ello, deberás disponer de efectivo suficiente en tu cuenta bancaria y dar la orden al banco para que proceda liquidar de manera anticipada el crédito dispuesto.
Una vez estés seguro de que puedes cumplir las condiciones de cancelación fijadas en el contrato y no queda saldo pendiente de pagar, debes solicitar la cancelación de la tarjeta a tu banco.
Para ello, puedes llamar al teléfono de atención al cliente, personarte en tu oficina habitual o bien hacerlo a través de Internet si la entidad lo permite. También existe la posibilidad de enviar una carta certificada indicando tu solicitud, medida esta última que resulta oportuna en caso de encontrar dificultades por los otros medios. Además, esto te permite disponer de una constancia de que la carta fue recibida, y evitar cualquier malentendido posterior.
Una vez hayamos solicitado la cancelación, nuestro banco deberá entregarnos un comprobante indicando que, efectivamente, se ha procedido a cancelar la tarjeta.
Este número de cancelación constituye una prueba válida de que la operación se ha hecho efectiva. Si hubiese algún problema posterior con la tarjeta, podremos esgrimir el comprobante y quedar así eximidos de cualquier responsabilidad.
El último extracto mensual que recibamos será el correspondiente al mes en el que cancelemos nuestra tarjeta. En dicho extracto, no sólo figurarán los cargos de las compras realizadas, sino también la cancelación del saldo dispuesto y posterior cancelación de la tarjeta de crédito.
Esto debería constituir le verificación definitiva de que nuestra antigua tarjeta ya no está operativa.
Existen muchos motivos por los que cancelar una tarjeta bancaria y la mayor parte de ellos son buenos.
En principio, nuestra recomendación es que canceles las tarjetas que no utilices.
Mucha gente acumula tarjetas que los bancos les entregan al abrirse una cuenta o por alcanzar un determinado perfil crediticio, o bien con motivo de alguna promoción a la que el cliente se acoge.
Sin embargo, casi todas esas tarjetas terminan siendo olvidadas y abandonadas en algún cajón. El problema de esta circunstancia es doble.
Por un lado, puede ocurrir que la tarjeta termine en las manos inadecuadas y sea utilizada de forma fraudulenta.
Por otra parte, es posible que las condiciones de la tarjeta cambien con el tiempo y comiencen a suponer el cargo de comisiones de mantenimiento y renovación. Podríamos terminar pagando comisiones por una tarjeta que ni siquiera utilizamos.
Por último, debes tener presente que la solicitud de la cancelación de una tarjeta con motivo de su extravío o robo no supone necesariamente la cancelación definitiva de la misma, ni de su contrato.
En estos casos, lo que se hace es cancelar la validez de la tarjeta física en circulación, anulando el funcionamiento del chip, el PIN, y el código de confirmación del reverso.
Sin embargo, se procede inmediatamente a la emisión de un duplicado, renovando los citados elementos. Esta nueva tarjeta se somete a las condiciones contractuales pactadas previamente y será entregada al cliente, ya sea mediante envío por correo a su domicilio, o bien poniéndola a disposición de aquel en su oficina de referencia, para que proceda a recogerla.
En definitiva, se trata de un procedimiento rápido de urgencia, para cambiar una tarjeta por otra, y evitar el uso indebido de la anterior; no para cancelar propiamente el contrato.
Si quieres cancelar tu tarjeta de crédito, debes seguir los pasos que hemos explicado previamente.
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