Compra de "diamantes de inversión"

Si estás pensando en invertir en diamantes, conviene que conozcas todos los detalles acerca del tipo específico “diamante de inversión”. Se trata de un instrumento de inversión especialmente seguro y rentable que puede suponer una excelente adquisición a tu cartera de inversión.

Antiguamente, invertir en diamantes era especialmente complicado y suponía adentrarse en un mercado muy opaco. En la actualidad, aún es un mercado bastante cerrado; sin embargo, la aparición de la normativa de graduación de diamantes en 1975, junto con la publicación de las listas Rapaport –de las que hablaremos a continuación– han contribuido a esclarecer este mercado y hacer posible una inversión en diamantes mucho más segura.

Los diamantes de inversión son piedras preciosas cortadas y pulidas, que reúnen una serie de características muy específicas respecto a la simetría, el corte, la pureza y el peso. Tradicionalmente, se habla de las 4C para referirse al Corte, Color, Quilates (o Carat por su denominación en inglés) y Claridad. Los diamantes con mejores calificaciones en estos aspectos son de la más alta calidad y, como tal, son escasos y muy valiosos. Por ese motivo requieren un certificado de autenticidad y calidad expedido por una casa de reconocido prestigio a nivel internacional. El G.I.A. (Gemological Institute of America) es la institución más acreditada del mundo en lo que se refiere a valoración y certificación de diamantes. Los diamantes certificados por el laboratorio del G.I.A. son registrados en su propia website para poder así dar fe de la autenticidad del certificado. Además, el propio laboratorio proporciona un servicio de micro-grabado con láser del número de certificado en el cinturón del diamante.

La compra de este tipo de diamantes debería realizarse a un gemólogo profesional que cuente con excelentes referencias profesionales y larga experiencia valorando diamantes de alta calidad, prestando especial atención al color, claridad y corte de los mismos. Este profesional ha de ser graduado por el G.I.A. y contar con un equipo adecuado para el examen de los diamantes. Esto incluye un microscopio digital y todo tipo de herramientas para la comparación del color, el análisis de la simetría y el resto de variables a tener en cuenta a la hora de valorar un diamante. 

Con el fin de proporcionar el mejor precio, tanto en la venta como en la compra, debería estar al tanto de los precios de mercado actualizados y tener contactos, tanto con las Bolsas de diamantes más importantes del mundo, como con las compañías mineras extractoras de diamantes. Sólo así, logrará evitar los recargos que la intermediación puede suponer para el precio de venta final.

Finalmente, es necesario que el gemólogo pueda responder a la hora de desear vender el diamante, de forma que pueda colocarlo con facilidad en los mercados mundiales a un justo precio.

- Peso: El “carat” se mide en quilates y es, quizá, el principal y más importante factor. Los diamantes de mayor tamaño son más escasos, con lo cual también son más caros.

- Color: Los diamantes más blancos y transparentes son los más valorados pues, una vez tallados, desprenden una mayor luminosidad. El G.I.A. estableció un sistema alfabético para calificar el color de los diamantes ya tallados, siendo la “D” la calificación atribuida el diamante más blanco y cristalino, y la “Z”, la letra que alude a diamantes más bien amarillentos y amarronados.

- Corte: Con independencia de su forma, las proporciones de los diamantes determinan su “corte”. La simetría entre sus partes, la uniformidad, la profundidad del pabellón, así como la altura de la corona son los rasgos fundamentales. El corte es el único elemento en el que interviene la mano del hombre y puede influenciar enormemente en el valor de un diamante. Debe tenerse en cuenta que un corte estéticamente atractivo o innovador no tiene porqué suponer una buena inversión. Al contrario, el paso del tiempo podría hacer que pasara de moda y perdiese gran parte de su valor. Se recomienda optar por el corte denominado “brillante” que fuera inventado en 1.916 por Marcel Tolkowsky, y que se utiliza como referencia para cualquier tipo de gema con un corte redondo. Es sin duda el más valioso.

- Pureza: También conocida como “claridad” alude a la presencia o ausencia de defectos e inclusiones, tanto en el interior como en la superficie de un diamante tallado. Cuanto más limpio y puro sea, mejor reflejará la luz, mayor brillo tendrá y más valioso va a resultar.

Asumiendo que el examen de la calidad del diamante haya sido el adecuado y estemos frente a un verdadero diamante de inversión, la forma más eficaz de comprobar si estamos pagando un adecuado precio por el diamante que compramos es examinar las listas “Rapaport”. Se trata de una recopilación de índices que es publicada cada 3 ó 4 días, indicando el precio en dólares de las transacciones de diamantes que se están realizando a nivel internacional. Este listado es público y conocido en todo el mundo, de forma que es imposible engañar a un comprador que tome las medidas adecuadas. Lo recomendable es que el precio ofrecido por el vendedor no supere en más del 7% el precio de mercado, de manera que aquel pueda obtener un beneficio y, al mismo tiempo, suponga una buena inversión para el comprador.

En definitiva, los “diamantes de inversión” suponen una alternativa más que válida para enriquecer y diversificar nuestra cartera de inversión, especialmente, si deseamos aportar un plus de seguridad. Si quieres, puedes seguir leyendo nuestro artículo "Cómo invertir en diamantes", donde te contamos los pasos a seguir para comprar diamantes de forma segura, los beneficios, ventajas y desventajas de este tipo de inversiones. Y, como siempre, si tienes alguna duda intentaremos resolverla a través de los comentarios.