La diversificación es, posiblemente, la primera lección que tiene que aprender todo inversor que se precie. La máxima de "no poner todos los huevos en la misma cesta" adquiere la máxima expresión cuando hablamos de inversión. Los riesgos de no diversificar son muchos, y pueden causar un problema financiero en nuestra cartera, el más grave de los cuales es la pérdida de todo nuestro capital. Por eso, los expertos recomiendan hacer una estrategia en la que la diversificación sea un elemento presente en todo momento.
Sin embargo, no todo el mundo conoce cómo hacerlo o bien no han llevado a cabo una estrategia eficiente para hacerlo. Cuando compramos acciones, por ejemplo, estamos adquiriendo una parte alícuota de una empresa a un precio determinado. Si quisiéramos diversificar esta inversión, requeriría un elevado capital o hacer uso de instrumentos derivados que en algunas ocasiones son más arriesgados.
Los fondos de inversión salvan este problema. Son instrumentos que ya de por sí están suficientemente diversificados, con una estructura de partícipes que permite adquirir una multitud de valores a unos precios relativamente reducidos, y que de otro modo sería difícil replicar en cartera. Por eso, los inversores que buscan una buena diversificación de su cartera sin tener que invertir todo su patrimonio, se fijan en los fondos de inversión para llevar a cabo su estrategia. Sin embargo, a veces no es suficiente para todo tipo de inversores, ya que normalmente la gestión de los activos se circunscribe a un sector, a un área o a un tipo de activo concreto.
En la actualidad, la mayoría de fondos de inversión permiten el acceso a sus partícipes con aportaciones mínimas y sin costes de entrada. Esto ha sido posible entre otras muchas cosas gracias a la entrada y generalización de las cuentas ómnibus, una cuenta en la que el bróker es el único titular de todas las cuentas de los partícipes del fondo, y que permite acceder a la compra de activos a nivel internacional con unos costes bastante reducidos. Todo ello, unido a la aparición y generalización de los supermercados de fondos, que nos permiten acceder a una amplia variedad de este tipo de instrumentos financieros desde una única plataforma, ha permitido que muchos inversores se hayan decantado por este producto de inversión.
Si a ello le sumamos su ventajosa fiscalidad, que permite a los partícipes realizar traspasos entre estos instrumentos sin ningún tipo de peaje fiscal, el cóctel perfecto para disfrutar de una cartera con varios fondos y diversificada está en marcha y provoca que seamos más exigentes. Ya no nos conformamos con que un fondo esté diversificado; necesitamos diversificar nuestra cartera de fondos.
Existen varias formas en las que se pueden articular una correcta diversificación de fondos de inversión: un fondo de fondos o una cartera de fondos de inversión.
Las entidades financieras se han puesto en marcha ofreciendo productos que se ajusten a las necesidades de sus clientes como consecuencia de una necesidad cada vez más acuciante por la diversificación. Los fondos de fondos persiguen diversificar una cartera de inversión con una multitud de activos diferentes a través de un único producto, con unas comisiones reducidas y con unas barreras de entrada lo más bajas posible. Además, en algunos casos, permiten acceder a fondos que, de otra forma, no están disponibles para el inversor minoritario.
En algunas entidades se han puesto de moda los fondos perfilados. Son instrumentos a través de los cuales la gestora hace un reparto del capital entre diferentes fondos y activos directos en función del perfil del cliente, delegando en los expertos el análisis de oportunidades, la gestión activa y el riesgo de la inversión. Los fondos de fondos perfilados dan acceso a una gran variedad de gestoras que normalmente no están disponibles en los fondos tradicionales, además de una amplia gama de estrategias y activos.
La mayor parte de entidades españolas comercializan fondos de fondos. Entre ellas, destacan Caixabank y Santander.
La segunda posibilidad es que nosotros mismos nos creemos nuestro propio Asset Allocation, es decir, nuestra propia distribución de fondos de inversión. Los supermercados de fondos son la alternativa ideal. Cada vez son más las entidades que comercializan fondos de diferentes entidades gestoras en una única plataforma y con unos mínimos de suscripción realmente bajos, facilitando la contratación y el traspaso entre fondos, lo que a su vez permite llevar a cabo estrategias tan útiles como el rebalanceo de posiciones.
Esta estrategia es bastante eficiente cuando hablamos de fondos indexados. A través de ellos, podemos invertir directamente en diferentes regiones y sectores, y muchos inversores minoritarios diversifican entre varios fondos para invertir en todas las empresas posibles a nivel mundial. Es el máximo grado de diversificación posible, a un coste relativamente bajo.
De cualquiera de estos modos, podemos acceder a una buena distribución de nuestros activos y cumplir con el objetivo: la diversificación.
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