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Aunque el dato oficial del IPC en España sitúa la tasa de inflación en el mes de septiembre en el 4%, y en el caso de la media de la UE en el 3,4%, lo cierto es que parece que los precios suben más de lo que dicen los organismos oficiales o bien están a punto de dispararse porque las materias primas, energía, alimentación y transporte están aumentando sus precios exponencialmente.
Todos hemos escuchado el impresionante precio que están alcanzando la electricidad y el gas natural, con subidas que llegan hasta el 400% en el gas. Pero también sube el petróleo al doble de precio que hace un año, y lo hacen en porcentajes muy elevados las materias primas como madera, cobre, acero, etc.
Los precios del transporte, especialmente el marítimo han multiplicado sus precios y traer un contenedor desde Asia cuesta 4, 5 ó 6 veces más que hace solamente un año.
Por último, aunque los medios de comunicación no se hacen tanto eco, tenemos la enorme subida de los alimentos, la realidad es que todos disparan sus precios ya sean productos básicos o los que son menos imprescindibles.
Si nos centramos en los básicos, según el último dato de la FAO el precio mundial de los alimentos ha subido un 32,1% en los últimos 12 meses. En ese índice se incluyen los precios de los cereales, aceites, lácteos, carne y azúcar.
Según los datos de la FAO los aceites vegetales han subido en el último año un 60%, los cereales un 28,5%, la carne 24,1%, los productos lácteos 15,6% y el azúcar 42,2%.
Las cifras de incrementos enormes de precio en energía y materias primas se suman a la preocupante escalada de los precios de los alimentos.
Los datos oficiales de los principales organismos nacionales e internacionales no reflejan la subida real de precios de las materias primas, de la energía y del transporte, es posible que muchos de esos incrementos de precio no hayan llegado aún al consumidor.
Lo lógico es que ese incremento de precios llegue antes o después al consumidor final y que en los próximos meses nos encontremos con fuertes subidas de precios.
A pesar de que el Gobierno insiste en que los precios se han incrementado en un 4%, lo cierto es que las primeras consecuencias de los fuertes incrementos de costes en materia prima ya están llegando.
Algunas empresas ya han empezado a frenar o parar la actividad, de momento las que tienen un porcentaje de costes energéticos muy elevados como el caso de acerías, siderúrgicas, químicas o del sector cerámico.
Dando una vuelta por la prensa podemos encontrar muchas noticias que nos cuentan cómo la siderúrgica Sidenor ha paralizado la actividad por los desorbitados precios de la electricidad (han pasado de pagar 60 € el Mw a pagar 260 €), otras han reducido su actividad como Fertiberia, Ferroatlántica o Asturiana de Zinc.
El problema afecta también a pequeños negocios con elevado gasto en electricidad o alimentos, como es el caso de peluquerías, congelados o restaurantes.
Al final si todas esas empresas repercuten la subida a sus clientes la tasa de inflación se tiene que disparar a niveles nunca vistos, si no lo hacen tienen que parar o frenar su actividad lo que se traduce en desempleo y en subida de precios porque la oferta se reduce.
Así que al final una solución o la otra es mala para la economía del país y para los precios.
Si creemos que vamos a tener una fuerte inflación en los próximos meses o años una de las consecuencias es que nuestro dinero valdrá menos, ya que con el mismo dinero podremos comprar menos cosas. Pero podemos hacer algunas cosas para protegernos.
Los ahorros que tenemos guardados hay que intentar rentabilizarlos invirtiendo en sectores que no sufran con el incremento de precios.
Por ejemplo, aunque suba el cereal la gente seguirá comprando pan, así que invertir en empresas que no se ven lastradas por la inflación es una opción. Empresas cuyo negocio sean materias primas, metales preciosos y similares.
Lo segundo que podemos hacer es reducir nuestro gasto energético buscando maneras de ahorrar calefacción, electricidad y combustibles.
En tercer lugar, ya antes de que la subida de precios sea mayor, aprovisionarnos de productos no perecederos.
Ampliación: Justo en el momento de publicar este artículo el INE ha publicado que los precios de la factura eléctrica ha subido un 44% en el último año, el precio de la gasolina un 22,1% y del gasóleo un 23%, aunque en esos mismos datos asegura que el IPC es del 4% anual.
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