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En el escenario actual de tipos de interés muy bajos y rentabilidades de los depósitos bancarios por los suelos solemos olvidar la otra variable de la ecuación, que es la inflación.
Actualmente tenemos una tasa del IPC en negativo y para ver si podemos rentabilizar nuestros ahorros debemos tener muy en cuenta la tasa de inflación.
El otro día mi madre se quejaba amargamente de que a día de hoy en el banco no le dan prácticamente nada por sus ahorros. Es totalmente cierto que los intereses que se pagan en los depósitos son realmente bajos, pero mi madre no tiene del todo claro cómo afecta la inflación a sus ahorros.
En nuestro artículo inflación y deuda ya te explicamos que la inflación es la causante de que los precios suban, pero también de que nuestro dinero valga menos.
En dicho artículo vimos cómo la inflación puede ser beneficiosa para personas con un alto nivel de deudas, pero no lo es para personas con ahorros.
Vamos a explicar hoy el efecto de la inflación sobre los ahorros.
El error de mi madre, y de muchas personas que tras toda su vida trabajando tienen unos ahorros en el banco, es que solamente tienen en cuenta el tipo de interés que les ofrece su banco y se olvidan completamente de la inflación.
Como las cosas siempre se entienden mejor con ejemplos reales vamos a ponernos en la piel de una persona que tiene unos ahorros de 50.000 euros.
Supongamos que hace poco tiempo (4 ó 5 años atrás) su banco le pagaba un interés del 4% anual. Por tanto esa persona cree que su riqueza aumentaba en 2.000 euros anuales.
La cuenta es la siguiente:
50.000 € x 4,00% = 2.000 €
Esa misma persona recibe a día de hoy unos intereses del 1% anual, y por tanto percibe que su economía crece en 500 euros al año. De nuevo la cuenta es sencilla:
50.000 € x 1,00% = 500 €
La percepción real es que antes sus ahorros le generaban 2.000 euros y ahora le generan tan solo 500 euros, y por tanto pierde 1.500 euros por el camino. Su sensación es que es más “pobre” que antes en ese sentido.
Esta cuenta, que cualquiera puede hacer casi de cabeza tiene 2 fallos fundamentales a la hora de calcular en cuanto aumenta su riqueza, por un lado los impuestos y por otro lado el efecto de la inflación en el valor real del dinero.
Si hace 10 años un producto me costaba 1 euro y ahora me cuesta 2 euros significa que el dinero de hoy vale justamente la mitad que el dinero de hace 10 años debido a la inflación.
Es decir para poder comparar mi riqueza personal debo tener muy en cuenta la pérdida de valor del dinero vía inflación.
Si hace 10 años yo tenía 1.000 euros y hoy tengo 2.000 euros es un error pensar que a día de hoy tengo el doble de riqueza que hace 10 años, ya que el dinero de hoy vale justo la mitad.
Por tanto mi riqueza hoy y hace 10 años es exactamente la misma.
Volvamos al caso del ejemplo de una persona con 50.000 € y que recibía un 4% anual.
Supongamos que ese año la inflación era del 3% anual y su tipo impositivo de IRPF del 21% (pagará un 21% del dinero que gane).
Capital: 50.000 €
Intereses: 50.000 € x 4,00% = 2.000 euros
IRPF 21: 2.000 x 21% = 420 €
Ganancia neta: 2.000 € - 420 € = 1.580 €
Ya vemos que su rendimiento debido a los impuestos no es de 2.000 euros, en realidad es de 1.580 €. Como la inflación ese año se situó en el 3% para poder comparar nuestra riqueza “real” debemos descontar el valor de la inflación en nuestro dinero.
Es decir hemos tenido el dinero 1 año en el banco y nos han pagado por ello unos intereses, pero nuestro dinero durante ese año debido a la inflación vale en realidad un 3% menos.
Como hemos explicado debemos tener en cuenta la diferencia de ese valor para poder comparar cantidades de dinero en diferentes años.
Así que nuestro dinero (los 50.000 €) valen un 3% menos y por tanto:
Depreciación del dinero: 50.000 € x 3% = 1.500 €
A nuestros beneficios hay que descontarles la inflación para poder comparar de una forma real el dinero que teníamos al depositar el capital y al recogerlo un año después:
Beneficio real: 1.580 € - 1.500 € = 80 euros
Ahora hagamos la misma cuenta pero con los intereses actuales.
Supongamos unos intereses del 1% por nuestro dinero (es posible conseguir esa rentabilidad e incluso mayor para ellos consulta nuestro listado de depósitos bancarios) y una inflación del 0%.
En realidad a día de hoy tenemos inflación negativa, pero haremos el supuesto con inflación 0.
Intereses: 50.000 x 1% = 500 €
IRPF: 500 € x 21% = 105 €
Ganancia neta: 500 – 105 = 395 €
Como no hay inflación no necesitamos restarla y nuestra ganancia neta es de 395 euros. Vemos que es muy superior a los 80 euros del ejemplo anterior.
En ambos supuestos hemos considerado un depósito bancario que paga un 1% por encima de la tasa de inflación, con lo que a priori el beneficio neto debería ser igual.
Pero el resultado es totalmente diferente, esto es debido a que la cantidad a pagar de IRPF es 4 veces inferior en el segundo caso.
A mayor tipo de interés mayor será el efecto del IRPF y por tanto mayor diferencial respecto a la inflación necesitaremos para poder tener un beneficio neto.
Si el mismo cálculo lo hiciésemos con un tipo de interés del 10% y una inflación del 8% tendríamos un diferencial del 2% (doble que en los ejemplos), pero por el efecto IRPF haría que nuestros ahorros reales bajasen y por tanto nuestro rendimiento neto sería negativo.
El resumen es que a la hora de depositar nuestros ahorros en un banco nuestra riqueza no debemos calcularla solamente por el tipo de interés que nos ofrece el banco, ya que la inflación tiene mucho que decir, y los impuestos también.
Por otro lado, aún no teniendo ganancia real, interesa buscar un rendimiento para nuestro dinero ya que como explicamos a continuación guardar el dinero bajo el colchón es una alternativa peor.
En la actualidad los intereses que nos ofrecen por nuestros ahorros son muy bajos, por ejemplo 2 de los bancos que mayores intereses pagan son Wizink y Bankinter con la Cuenta Wizink y con la Cuenta COINC respectivamente, pero a pesar del bajo rendimiento con las tasas de inflación negativas que tenemos nuestra riqueza aumenta y esos escasos tipos de interés pueden ser muy rentables para nuestros ahorros.
Si bien en términos absolutos nuestros ahorros no crecen mucho gracias al efecto de la inflación nuestra riqueza real aumenta, incluso en mayor medida que en los años 80 cuando se conseguían depósitos al 10% anual.
Todos hemos escuchado el mito del dinero debajo del colchón. En principio guardar el dinero de esa forma es un grave error ya que el dinero cada año vale menos por la inflación.
Si mi abuelo en el año 1974 hubiese guardado 100.000 pesetas en el colchón y yo hubiese encontrado ese colchón en el año 2000 me habría encontrado con 100.000 pesetas.
El problema es que el dinero del año 2000 respecto al dinero del año 1974 valía exactamente 10 veces menos gracias a la inflación. Si en lugar del colchón hubiese contratado un depósito (o letras, o bonos, etc) que igualase al menos a la inflación en lugar de 100.000 pesetas tendría 1 millón de pesetas.
Por eso es mal negocio tener el dinero guardado en casa, ya que cada vez valdrá menos. Es uno de los motivos por los que la gente lleva el dinero al banco, el banco se supone que mueve ese dinero prestándolo y la economía se mueve.
El problema de inflación al 0% o deflación (inflación negativa), sumado a la cada vez menor simpatía que sienten los ahorradores por los bancos, es que muchas personas pueden empezar a pensar que es mejor tener el dinero en el colchón, ya que como no hay inflación su dinero en realidad no se va a depreciar.
Si esto ocurre no hay depósitos en los bancos y por tanto tampoco tienen fondos para prestar y que la economía fluya.
El colchón del siglo XXI más que un colchón físico es que los ahorradores buscan otras alternativas a los depósitos, como fondos de renta fija, letras de tesoro o inversiones en bolsa.
En definitiva el dinero no lo tienen los bancos depositado, lo tenemos en otros colchones, esto puede provocar el efecto “inflación financiera” que veremos más adelante en otro artículo.
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Gracias "Ahorrador compulsivo" por tu comentario, vamos a intentar explicar las dudas que planteas.
En primer lugar comprar algo pensando en que en el futuro suba de precio es absurdo, eso está claro. En primer lugar porque si un producto sube de precio por la inflación es lógico pensar que tu renta futura también será superior.En segundo lugar no sabemos la cantidad en que subirá o bajará la inflación y el hecho de comprar por comprar no lleva a ninguna parte.En tercer lugar la inflación es un dato estadístico que mide una cesta de productos previamente establecidos. Por ejemplo que la inflación suba un 10% no supone que todos los productos suban ese 10%. Un gran ejemplo son los productos tecnológicos, una persona que comprase una TV plana hace 10 años seguramente pagó una barbaridad por ella y hoy en día tiene un precio 5 veces inferior.El hecho de comprar algo por si sube en el futuro trae más problemas que beneficios. Cuando todo el mundo quería comprar viviendas desesperadamente porque los precios crecían a un ritmo del 20% anual provocaban un exceso de demanda que hacía subir más y más los precios... hasta que esa "locura" de precios acabó explotando.En lo que comentas del IPC por grupos volvemos a repetir que el dato de el IPC es un dato estadístico y afecta de manera desigual en función del consumo de cada ciudadano. Simplemente puntualizar que el precio de las gasolinas (carburantes en general) te afectan directamente ya que si la gasolina sube se encarece el transporte de mercancías y eso eleva el precio de cualquier producto que deba ser transportado, ya sean patatas, agua mineral o tomates.En cuanto al tema de inflación y ahorros, que es de lo que trata el artículo, el objetivo es al menos igualar la tasa de inflación con nuestros ahorros.Si por tus ahorros obtienes una rentabilidad igual o superior a la inflación cuando dentro de 10 años quieras comprar un producto que ha subido de precio como consecuencia de la inflación el valor del producto en moneda local será mayor, pero como has obtenido una rentabilidad económica de tus ahorros el esfuerzo económico será igual o inferior.Imagina que el coche que te gusta a día de hoy cuesta 15.000 euros, si la inflacióin eleva los precios de los coches un 50% en 10 años pasará a costar 22.500 el mismo coche. Si tienes hoy ahorrados esos 15.000 euros pero inviertes tus ahorros (por ejemplo en depósitos) y obtienes una rentabilidad del 60% durante esos 10 años resulta que al cabo de 10 años tienes para pagar los 22.500 € del coche y aún te sobran otros 1.500 euros. Con lo cual el ahorro tiene premio, siempre que consigas siperar en rendimiento a la inflación.En cuanto a la rentabilidad que ofrecen los depósitos bancarios no debemos dejarnos enganar sólo por el dato del TAE. Como se explica en el artículo la rentabilidad "real" depende del tipo de interés que obtengamos pero cruzándolo con el dato de inflación.En el año 1980 se podían conseguir rentabilidades del 10-11% con bastante facilidad, pero la inflación del año 80 fue del 15,20% anual. Es decir, incluso antes de impuestos, los ahorradores estaban perdiendo un 4% de riqueza, si descontamos el IRPF la pérdida anual en riqueza era mucho mayor.A día de hoy, con tasas de inflación negativa o muy cercanas al 0%, los ahorradores es imposible que pierdan riqueza, ya que siempre vencerán a la inflación. En septiembre de 2013 la tasa de inflación interanual fue del 0,3% y en septiembre de 2014 del -0,2%. Es decir en un período de 2 años la inflación es del 0,1%, algo que favorece a los ahorradores incluso con tipos de interés muy bajos en los depósitos.
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