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En nuestra compra semanal, cuando adquirimos un coche o cuando negociamos el alquiler de una vivienda, estamos pagando un precio por los bienes y servicios que compramos o que estamos a punto de comprar, y todos asumimos que el precio final es el que establece el equilibrio entre la oferta y la demanda.
Sin embargo, en Bolsa no existe un único precio que resulte de la oferta y de la demanda, sino dos.
Son el precio al que el inversor compra las acciones (también conocido como bid), y el precio al que el inversor vende sus acciones (el ask), o bien los precios a los cuales ofrecemos al mercado, o el precio que el mercado nos pide por comprar, respectivamente.
Esto es sencillo de entender si tenemos en cuenta que los inversores tratarán de comprar al precio más bajo posible y vender al precio más alto posible con el objetivo de maximizar sus plusvalías o minimizar sus pérdidas.
En realidad, cualquiera de nosotros utiliza el bid y el ask en nuestra vida cotidiana.
Por ejemplo, cuando somos propietarios de una vivienda y negociamos el precio de compraventa de la misma para vendérsela a otra persona, intentaremos obtener el mayor precio posible por ella (el precio ask) mientras que el comprador intentará obtener el precio más reducido posible (el precio bid).
Es solo en el momento en el que ambos precios se igualan en el que se llega a un acuerdo y se realiza la venta. Si no conseguimos llegar a un acuerdo con el comprador, la transacción no se realiza y el inmueble queda sin venderse.
A la hora de invertir, el bid y el ask tienen una importancia muy grande.
Tengamos en cuenta que siempre compraremos al precio ask (ya que es el precio al cual el mercado estará dispuesto a vendernos) y siempre venderemos al precio bid (que es el precio al cual el mercado nos compra).
Dado que en todas las ocasiones compramos más caro que el precio al cual vendemos, siempre existirá un cierto margen (también llamado spread) que reduce nuestra rentabilidad.
Así, imaginemos que el precio ask del EUR/USD es 1,3939 mientras que su precio Bid es 1,3937.
Al comprar al precio ask y vender al precio bid, ya estaríamos acarreando una pérdida de 0,0002 si compramos ese valor y lo vendemos acto seguido, sin ninguna acción adicional, con una rentabilidad negativa del 0,014%.
Por esta razón, los operadores preferirán operar en aquellos valores que tengan unos spreads más bajos ya que, de este modo, conseguirán minimizar sus pérdidas por este motivo.
En realidad, el spread es una medida de la liquidez de un mercado. Un valor con un spread muy alto (o, dicho de otro modo, una diferencia muy alta entre su ask y su bid) es consecuencia de mercados con muy poca participación y, por tanto, con muy poca liquidez.
Si, por ejemplo, en el mercado de viviendas solo existe un único comprador y un único vendedor, lo más seguro es que el spread sea muy alto porque lo más probable es que no coincidan las necesidades de uno y otro y las posiciones estén muy distantes.
Sin embargo, si apareciese en escena un segundo vendedor con una vivienda de características similares pero con una imperiosa necesidad por vender, tendría que bajar su precio para que el comprador tomase la decisión de adquirirla, lo que a su vez empujaría al primer vendedor a demandar un precio más bajo, y así sucesivamente.
Por otro lado, si un segundo comprador acepta ofrecer un precio más alto por las viviendas, el primero tendría que aumentar su puja para llevarse el gato el agua. Conforme aumentase el número de vendedores y compradores, los precios bid y ask se equilibrarían y el spread se estrecharía hasta el punto de igualarse.
Este equilibrio entre la oferta y la demanda tiene su claro reflejo en las subastas competitivas, en las que conforme aumenta el número de pujadores, mayor será el precio ofrecido.
Además, si aumenta la liquidez, la volatilidad será menor, porque ningún comprador ni ningún vendedor por separado tendrá el suficiente poder como para influir en el valor del activo.
El spread es algo muy a tener en cuenta, especialmente en mercados con poca liquidez o en momentos de una alta volatilidad.
Constituye una comisión encubierta para los titulares de valores por lo que, aunque el Broker prometa pocas comisiones, conviene revisar también este coste para no pagar de más a la hora de adquirir un valor en Bolsa.
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