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La prensa más sensacionalista siempre está cargada de repentinas historias de éxito. Inversores que, de la noche a la mañana, dan la campanada y logran una rentabilidad increíble con su inversión.
Sin embargo, este tipo de historias son únicamente extravagantes anécdotas que nada tienen que ver la realidad. En la mayor parte de los casos son más fruto del azar, un movimiento favorable que bien podía haber tenido lugar en el sentido contrario como tantas veces ocurre.
La mayor parte de los inversores de mayor éxito no se corresponden con el perfil especulador que tanto venden las películas y las revistas de inversión.
Al contrario, sus formas de invertir son considerablemente más mundanas y, en cierto modo, aburridas. Motivo por el cual no suelen generar tanta atención. Sencillamente, ese tipo de historias venden menos.
En su lugar, muchos inversores prefieren seguir el ejemplo de los casos más extremistas, sin percatarse de que sus probabilidades de éxito son muy reducidas.
Si quieres que tu historia sea la de los inversores que logran tener éxito y consolidarlo con el paso del tiempo, presta atención a este listado de los errores más frecuentes en el mundo de la inversión.
No hay nada más peligroso que invertir en algo de lo que todo el mundo habla como el nuevo gran negocio del año o de la década.
15 años atrás la bolsa estaba en plena ebullición sacudida por la burbuja de Internet, continuamente aparecían nuevas empresas que rápidamente adquirían cotizaciones absurdamente elevadas, las cuales nada tenían que ver con el verdadero valor fundamental de su negocio.
Pero había que estar invertido en Internet, era la nueva moda a la que todo que todo el mundo quería apuntarse.
En España “Terra” multiplicaba su cotización, lo cual alentaba todavía más a los incautos que deseaban hacer dinero fácil con el negocio del siglo, sin pararse ni un segundo a analizar el negocio en el que invertían. Todo el mundo conoce el final de la historia.
La mayor parte de las empresas del sector se hundieron y desaparecieron. Su negocio no tenía una verdadera y sostenible fuente de ingresos. Habían nacido al abrigo de la especulación y convenientemente maquilladas por los encargados de colocar sus acciones y lograr financiación.
Warren Buffet, uno de los más exitosos inversores de la historia, ha esgrimido siempre un sabio principio. Jamás invertirá en un negocio que no comprenda y estudie previamente.
Si no es capaz de comprenderlo, sencillamente no invierte. Y aún así, no ha sido capaz de evitar algunos errores en su carrera.
Hoy en día, mucha gente se siente tentada a invertir en Forex como si fuesen brokers profesionales tras afrontar un sencillo curso de 2 horas. Mucha gente abre negocios sin llevar a cabo un mínimo estudio de mercado o compra valores en bolsa únicamente guiados por la tendencia alcista de la cotización. Se trata de la receta perfecta para el desastre.
Si no se conocen los detalles del negocio en el que uno invierte, existen demasiadas posibilidades de no percatarse de los problemas que puedan surgir y que puedan dañar el buen funcionamiento del mismo.
Como resultado, el negocio se desmorona sin que nos percatemos y la inversión puede acabar siendo un completo desastre.
Cuando uno está deseando tener éxito, existen muchas más probabilidades de que creamos más a quien nos confirma aquello que deseamos, que al que siembra dudas sobre nuestra decisiones. Forma parte de la naturaleza humana. Sentimos mayor afinidad hacia el que nos dice lo que deseamos escuchar.
Los vendedores profesionales son auténticos expertos en decir lo que uno quiere oir y omitir los detalles que pudieran generar dudas. Se trata de expertos manipuladores de la conducta humana, que se benefician de la ingenuidad y incluso el sentido de la vergüenza de sus víctimas.
Muchas personas reconocen invertir o comprar determinados productos pese a no conocer los detalles, por vergüenza a preguntar y poner de manifiesto su ignorancia. Es un grave error que sólo genera frustración y una gran sensación de inquietud e indefensión. Cuando se nos intenta vender una determinada inversión de forma sistemática e intensamente, conviene siempre tomarse un tiempo de reflexión y mantenerse alerta.
Algunos ejemplos pueden ser las tristemente famosas preferentes emitidas por varias cajas o los Valores emitidos por Banco Santander. En ambos casos una política comercial muy agresiva mostraba a los clientes la gran rentabilidad de los citados productos pero no se mencionaban al mismo nivel los enormes riesgos.
Las grandes tendencias de inversión son siempre merecedoras de titulares hablando de grandes revalorizaciones. Las noticias de bolsa están llenas de este tipo de titulares que hablan de una continuada tendencia al alza de un determinado valor y sector.
Lo cierto es que, una vez la tendencia alcista ya está consolidada, invertir en ella es increíblemente arriesgado.
Por lo general, los únicos inversores que ganan verdaderamente con este tipo de tendencias son aquellos que las ven venir y comienzan a invertir mucho antes de que se convierta en noticia ("compra con el rumor, vende con la noticia"). Se trata de aquellas personas que conocen la verdadera naturaleza del negocio y son capaces de discernir cuándo se ha tocado fondo y las expectativas vuelven a ser de crecimiento.
Por desgracia, la mayor parte de la gente no tiene tiempo o se molesta en hacer este análisis y, sencillamente, invierten en aquello en lo que todo el mundo está invirtiendo animados por las grandes ganancias obtenidas hasta ese momento, sin percatarse de que para ese momento el coste de la inversión supera con creces a la rentabilidad que pueda obtenerse.
La tendencia ha alcanzado proporciones de burbuja y, al igual que en los casos anteriores, el resultado suele ser frustrante. Toda tendencia toca a su fin. Los últimos en llegar siempre acaban perdiendo.
Debido a la emocionalidad de determinados inversores, la aparición de pérdidas en lo que en principio parecía un excelente negocio, suele generar un bloqueo mental.
Si no se ha trazado un plan adecuado para salir de una inversión cuando ésta se vuelve en nuestra contra, hay muchas probabilidades de que terminemos asumiendo una pérdida mucho mayor de la que estábamos dispuestos a soportar originalmente.
A menudo los inversores que no son capaces de cortar sus pérdidas a tiempo, terminan perdiendo todo el capital invertido o en el peor de los casos, acompañan a su inversión durante todo el ciclo de pérdidas hasta que finalmente se recupera.
Desgraciadamente, el tiempo perdido podría haber generado rentabilidad en otras inversiores más provechosas.
Aprender estas lecciones es un paso clave para poder invertir con seguridad y garantizar el mínimo número de errores posible.
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