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¿Quién no ha necesitado recurrir alguna vez a un pequeño crédito para salir al paso de sus estrecheces económicas?
Prácticamente se ha convertido en un escenario ya habitual entre los ciudadanos que necesitan afrontar sus principales necesidades personales o familiares.
Un gasto no previsto, el pago del colegio de sus hijos, hacer frente a los recibos más inmediatos, o directamente para llegar con la suficiente liquidez a final de mes son algunos de los escenarios que se les plantean ante el requerimiento de un crédito.
Esta demanda de liquidez requiere de unas vías de financiación bien definidas por parte de los clientes. Importes no excesivamente elevados, con plazos de amortización más estrechos, y a ser posible que cuenten con unos intereses no demasiados exigentes.
A partir de estos requisitos básicos, la oferta de las entidades bancarias se restringe enormemente hasta presentar una línea de créditos que cumple escrupulosamente con estas características.
Ante sus necesidades económicas, los usuarios bancarios disponen de una amplia, y a la vez heterogénea, oferta de créditos.
Su límite está establecido entre 600 y 5.000 euros, con períodos para su devolución más resolutivos, y que en cualquier caso puede formalizarse desde diferentes canales: cajeros automáticos, tarjetas de crédito, y por supuesto de forma convencional, desde las propias sucursales bancarias. Incluso cada vez están aflorando los créditos online como la fórmula más expeditiva para conseguirlos.
Por lo que respecta a los tipos de interés que aplican estos productos destinados a la financiación personal, no se comercializan bajo unas condiciones más favorables para sus demandantes.
Por el contrario, se mueven en una franja nada homogénea, entre el 8 y el 14%, en la que cada propuesta marca sus propias condiciones en cuanto a su formalización, periodo de devolución y comisiones, entre otras variables que presentan en su oferta.
Incluso, y como novedad en los últimos años, están apareciendo empresas no bancarias que dotan a los demandantes de cantidades aún menos exigentes, entre 100 y 600 euros.
No obstante, el interés que aplican es más elevado, al sobrepasar en buena parte de las propuestas, el nivel del 20%. Y que en cualquier caso, contemplan períodos de devolución ultrarápidos, en no más de 40 días, y sin que falten ofertas promocionales para que los nuevos clientes los contraten bajo mejores condiciones.
Manteniendo estas variables comerciales son varias las fuentes de financiación a las que pueden acogerse los clientes.
Una de ellas es la que se encarga de comercializar Caja Laboral, a través de su crédito “Dispón”, por el que sus demandantes disponen puntas de liquidez desde 500 euros, que podrán devolverlo en un plazo no superior a 5 años.
Banca Ceiss (Caja España-Duero) también ofrece una solución a los usuarios que tengan este problema, y que puede ser formalizado a través de su tarjeta de crédito, para obtenerlo de forma más rápida y con menos trámites administrativos. Se trata del "Préstamo Inmediato", que se caracteriza porque su proceso se desarrolla exclusivamente por Internet, concediendo pequeñas cantidades.
Otra alternativa para la pequeña financiación es la que presenta la banca online del Santander, a través de su línea de créditos personales, que proporciona a sus clientes importes desde 600 euros y aplica un tipo de interés del 13,50%, con solamente una comisión, concretamente la de apertura que es del 3%.
Finalmente, Openbank viene desarrollando su “Préstamo Personal Open”, que puede demandarse a partir de 600 euros, amortizándose en un plazo desde 6 meses a 5 años, y que en el caso que sus titulares domicilien su nómina y tres recibos domésticos verán rebajados los intereses que deberán afrontar hasta el 9,76%. También contempla, por otra parte, una comisión de apertura del 2% sobre el importe total del préstamo.
No solamente las entidades financieras son las encargadas de comercializar estos pequeños créditos, sino que las no bancarias han decidido crear también un nicho de negocio con este producto.
En este caso hablamos de mínimas aportaciones a sus clientes, que oscilan entre 50 y 600 euros.Y en donde también los plazos de devolución de sus demandantes son inferiores a lo habitual, disponiendo de no más de 45 días para finiquitar la operación sin ningún tipo de penalización.
Los honorarios, tal y como los denominan estas empresas de intermediación financiera (o tipos de interés), pueden llegar hasta un 25% sobre el importe solicitado, lo que incide en unas devoluciones más costosas en este tipo de contratos.
Otra característica es que, normalmente los nuevos clientes tienen créditos más bajos que los que han operado ya con algunas de estas empresas, y de los que pueden beneficiarse en su primera demanda. Incluso en algunas promociones se llega a ofrecerlos sin intereses, como fórmula comercial para hacerlos llegar a mayor número de clientes.
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