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Los últimos datos de partícipes en fondos de inversión españoles reflejan un dato preocupante en torno a la inversión de los españoles.
Según un estudio demoscópico llevado a cabo por el Instituto de Estudios Bursátiles, tan solo un 30 por ciento de los españoles invierten en fondos de inversión, una cifra muy lejana del resto de los países de nuestro entorno.
Los españoles siguen confiando sus ahorros en los depósitos a plazo fijo, a pesar de los bajos tipos de interés que ofrecen en la actualidad.
Este bajo porcentaje se explica, por un lado, por la pobre cultura financiera que tienen los españoles y, por otro, por la elevada aversión al riesgo de algunos colectivos, especialmente los que están más cercanos a la jubilación que, además, son los que mayor capacidad de ahorro tienen.
No en vano, la mayoría de jóvenes invertirían en bolsa y en fondos de inversión si su situación económica se lo permitiese.
A pesar de estos datos tan pobres, la evolución en la contratación de algunos productos nos hacen ser optimistas en cuanto a un posible cambio en la mentalidad inversora de familias y particulares en España.
Así, según datos de Inverco, de enero a septiembre de 2016 los fondos de inversión lograron captar suscripciones por valor de 12.064 millones de euros, casi cuatro veces más de las imposiciones realizadas a depósitos a plazo fijo (3.418 millones de euros).
El trasvase de capital de un producto a otro como consecuencia de la baja rentabilidad de la renta fija es evidente.
Según datos del Banco de España, el interés medio de los depósitos en España ha tocado suelo, hasta situarse en el 0,12 por ciento, una cifra bastante menor al 0,44 por ciento de hace unos años, y en línea con el interés medio que ofrecen otros instrumentos similares en la zona Euro.
Ante esta situación, los depósitos sumaron salidas por valor de casi 37.000 millones de euros, la mayoría de los cuales fueron a parar a instrumentos que ofrecían una rentabilidad mayor o, directamente a efectivo, pues el coste de oportunidad de disponer de liquidez se ha ido reduciendo durante los últimos años, conforme caían los tipos de interés.
Es más, los depósitos han ido cayendo en picado en detrimento de las otras alternativas, lo que ha provocado que solo el 15 por ciento del ahorro de las familias se destine a este producto concreto.
La pregunta que abre este apartado no es baladí, pues el hecho de que cada vez se estén produciendo más movimientos de capitales entre un producto u otro puede ser indicativo de que los españoles estamos volviéndonos menos conservadores. Nada más lejos de la realidad.
Los fondos de inversión que más capital lograron captar durante el año pasado fueron los más seguros, especialmente los fondos garantizados o de objetivo de rentabilidad, que no son más que instrumentos sustitutivos de los depósitos en cuanto al riesgo asumido, y con rentabilidades exiguas.
Además, existen otros productos, como los seguros de vida, que han ido ganando terreno. El crecimiento de estos productos ha sido significativo, al incrementarse su contratación un 8,1% con respecto a 2015 y representar un 11,8% del ahorro total de las familias españolas. Tanto el volumen como el ahorro total en este tipo de productos, también seguros (como su propio nombre ya lo indica), se han situado en máximos históricos.
Y a ello hay que sumar el aumento en un 4% en la inversión directa en renta fija, fundamentalmente en bonos corporativos y títulos de deuda pública, que sigue cotizando a la baja.
En conclusión, y a pesar de que los españoles se están posicionando en otros productos de ahorro e inversión diferentes a los depósitos a plazo fijo, los españoles seguimos siendo bastante temerosos con nuestro dinero.
Buscamos la seguridad por encima de la rentabilidad, pero el hecho de que el dinero se esté moviendo de productos bancarios hacia otros productos de inversión más especializados es un indicativo evidente de que nuestros intereses y conocimientos financieros han cambiado.
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