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Es habitual encontrar préstamos personales para financiar tus compras sin intereses. Cada vez está más de moda que muchas empresas y entidades concedan financiación gratuita para facilitarnos nuestras compras. Se trata de una publicidad muy atractiva, que nos lleva, en muchas ocasiones, a comprar más de lo que realmente necesitamos.
Pero, ¿qué hay de cierto en la afirmación que dice que esta financiación es gratuita? Por mucho que las promociones de los bancos y las empresas nos intenten convencer de lo contrario, lo cierto es que todos los préstamos tienen un coste, incluidos los préstamos sin intereses. ¿Entonces? ¿Nos están mintiendo? En realidad no, ya que esta aparente contradicción obedece a una utilización errónea del indicador escogido.
No en vano, cuando nos dicen que nos van a prestar dinero sin intereses, generalmente nos están hablando del tipo de interés nominal (TIN). Sin embargo, el interés no es el único coste asociado a un préstamo, ya que existen comisiones y otros honorarios que hacen que el préstamo no sea gratis o se encarezca en relación con esa TIN. Así, mientras la TIN indica únicamente el coste en términos nominales que tendremos que pagar en concepto de intereses, la TAE indica el coste efectivo del préstamo, expresado en magnitudes anuales.
La TAE, además de reflejar el tipo de interés nominal del préstamo, incluye otros conceptos tales como la frecuencia de los pagos (si éstos son mensuales, trimestrales, semestrales o anuales), las comisiones y otros gastos asociados de manera directa con la operación.
Es decir, las cuentas que tendremos que hacer para valorar si un préstamo se adapta a nuestras necesidades o no nunca deben acabar en los intereses nominales. Muchos préstamos y créditos al consumo tienen una comisión de apertura, de estudio o de cancelación parcial y total; si hablamos de los préstamos hipotecarios, a todas estas comisiones habría que sumar los gastos de gestoría, notario y los impuestos por la compraventa de la vivienda, lo que puede disparar el coste efectivo final.
Por lo tanto, los préstamos personales sin intereses no son (o, mejor dicho, no tienen por qué ser) gratuitos. Depende de las comisiones y otros gastos que se apliquen al mismo, por lo que todos los usuarios deberán informarse sobre el indicador a que está haciendo referencia, si el TAE o la TIN, para contar con toda la información de cara a tomar una decisión en cuanto a la contratación del préstamo. Las diferencias entre uno y otro indicador pueden ser bastante significativos como para obviarlas.
Partiendo de la base explicada en el subapartado anterior, podríamos pensar que aun así un préstamo con un TIN del 0% nunca va a ser más caro que otro que tenga, pongamos un TIN del 5%. Esto no es del todo cierto puesto que, en muchas ocasiones, los préstamos más caros suelen ser, precisamente, aquellos que tienen una TIN reducida debido a la elevada cuantía que tienen que pagar en concepto de comisiones que, en algunos casos, suelen estar escondidas.
Así, por ejemplo, el Préstamo Fácil de Caja España Duero, cuyo tipo de interés nominal es del 0%, tiene una TAE bastante elevada, del 8,12%, debido a su comisión de apertura, que es del 3,5%. Otro ejemplo claro es el Préstamo Ahora de BMN que, aunque su TIN es de nuevo del 0%, tiene una TAE del 6,65% debida a la elevada cuantía que el cliente debe pagar también en concepto de comisión de apertura, que asciende al 2,90%.
Pero si hay un producto paradigmático libre de intereses pero al mismo tiempo caro, éste es el producto CrediCompra de Caja España Duero, cuyo TAE es del 13,91%; la elevada comisión de apertura que tienen que asumir sus clientes, del 5,75%, acaba disparando su coste efectivo.
En cualquier caso, las entidades financieras están obligadas a informar de la TAE de sus operaciones en la publicidad de sus productos. En muchas ocasiones, esta información ocupa un espacio más pequeño que el espacio dedicado a la TIN. Por ejemplo, cuando un banco nos informa del coste que tiene un préstamo en relación al euríbor, en realidad nos está dando información sobre su TIN, pero no nos dice nada sobre las comisiones y otros gastos que se aplican al mismo.
Es por esto por lo que debemos solicitar información sobre el coste efectivo del préstamo. El banco está obligado a facilitarnos esa información aunque, en todo caso, deberá estar publicada de la manera correcta en la publicidad que tengan de sus productos financieros.
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