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La generación de riqueza está directamente relacionada con la ejecución de inversiones inteligentes y una correcta gestión del riesgo asumido.
Por regla general, el mayor riesgo suele identificarse con la posibilidad de obtener una mayor rentabilidad. Sin embargo, eso no significa que debamos limitarnos a efectuar inversiones de alto riesgo.
Lo ideal es llevar a cabo una razonable diversificación de nuestras inversiones para poder preservar nuestra riqueza, al tiempo que generamos más probabilidades de incrementarla.
Para ello, es necesario conocer los distintos productos de inversión de menor a mayor riesgo, de forma que dicha diversificación tenga lugar de una forma razonablemente segura.
Debido a cuestiones pedagógicas, y por el hecho de que los productos financieros de ahorro también contribuyen a mantener nuestra riqueza, hemos considerado oportuno incluirlos en este listado.
Dicho esto, queremos dejar claro que los productos de ahorro e inversión tienen cualidades distintas, por mucho que los gestores bancarios insistan en presentarlos dentro de una misma gran categoría.
Los primeros resultan idóneos para la conservación de la riqueza generada, mientras que los segundos son más apropiados para la generación de la misma.
Por último, consideramos oportuno recordar que el Fondo de Garantía de Depósitos proporciona una cobertura de 100.000 euros por cada cliente y entidad, respecto a aquellos activos financieros que se hayan depositado en un banco.
Ésta es una protección extra, al margen del riesgo que cada activo financiero presenta, de manera que los pequeños inversores cuya cartera es inferior a los 100.000 euros, pueden estar más tranquilos respecto a la seguridad de sus inversiones.
Dicho esto, procedemos a analizar el riesgo de cada uno de ellos.
Las cuentas de ahorro –también conocidas como depósitos a la vista–, así como los depósitos a plazo fijo, son un producto financiero extremadamente seguro.
El capital depositado está garantizado al 100% por parte del banco. La rentabilidad obtenida es fija, aunque por regla general es bastante reducida.
Los depósitos estructurados o combinados disponen de garantías por el 100% del capital invertido, siempre y cuando se respete el tiempo de permanencia pactado en el contrato.
De lo contrario, no podrían ser denominados como depósitos. Presentan la particularidad de ofrecer una rentabilidad fija, para después pasar a un régimen de rentabilidad variable.
Los seguros de ahorro e inversión son la alternativa propuesta por las entidades aseguradoras para competir con los depósitos y fondos de inversión.
En este caso el riesgo asumido depende del tipo de perfil del propio seguro.
No obstante, suelen ofrecer una garantía sobre el 100% del capital invertido, a cambio de entregar una modesta rentabilidad pasado el plazo de duración pactado en el contrato.
Los bonos y letras del Tesoro son un excelente producto de renta fija, que tienden a ofrecer algo más de rentabilidad que los depósitos y cuentas de ahorro.
El país o estado emisor es el garante del capital aportado por lo que, salvo quiebra del país o quita, siempre se recuperará lo invertido, así como el interés fijo pactado.
Presentan la particularidad que, una vez emitidos, pueden ser objeto de negociación en el mercado secundario. Eso significa que, mediante la compra venta de Bonos y Letras, es posible obtener pérdidas o plusvalías, en función de la oferta disponible en el mercado.
La deuda corporativa se puede definir como la renta fija ofrecida por las empresas.
Es decir, es la propia empresa la que garantiza el 100% del capital invertido, y se compromete a pagar un interés al vencimiento de la deuda emitida.
En principio, se supone que el riesgo presentado por las empresas es superior al presentado por un país.
Tanto la renta fija soberana como la corporativa presentan una mayor incertidumbre conforme el umbral temporal se extiende.
Es decir, no es lo mismo una letra del Tesoro a 2 años que una que se emite a 10 ó 20 años. Lo mismo sucede con la emisión de deuda corporativa.
En resumidas cuentas, resulta casi imposible hacer una estimación fiable de cuál será la situación financiera de un país o empresa en el largo plazo, por lo que el riesgo asumido es mayor.
Los fondos de inversión presentan un mayor o menor riesgo en función de aquellos activos en los que éstos, a su vez, inviertan.
Puede darse el caso de que un fondo de inversión se limite a invertir en renta fija, por lo que el riesgo asumido será extremadamente bajo.
Sin embargo, también hay fondos que invierten en activos bursátiles muy volátiles con el objetivo de conseguir una elevada rentabilidad, pero asumiendo un mayor riesgo.
Por otro lado, hay entidades bancarias que comercializan participaciones en sus fondos de inversión, garantizando el capital invertido, siempre y cuando se mantenga el dinero durante el tiempo pactado contractualmente.
La inversión bursátil puede ser especialmente lucrativa, si bien también presenta el mayor riesgo.
Al fin y al cabo, se puede llegar a perder todo lo invertido, en el caso de las empresas o entidades de las acciones o activos objeto de inversión se vean condenadas a la quiebra.
La inversión en divisas en el mercado Forex también presenta un elevado riesgo, pues se basa en la especulación respecto a la evolución de las cotizaciones de las divisas.
Finalmente, los productos derivados también presentan un riesgo muy considerable. En algunos casos, es posible llegar a perder más dinero del invertido originalmente.
Por ese motivo, debe conocerse perfectamente los detalles de este tipo de productos, los cuales resultan más complejos de entender por parte de usuarios sin experiencia.
Un ejemplo de inversión en estos productos es el trading de CFDs, sobretodo si apalancamos la posición, lo que permite multiplicar las ganancias, pero también las pérdidas.
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