En los últimos tiempos, cada vez son más los instrumentos financieros derivados creados para predecir las subidas y bajadas de los mercados financieros utilizando un activo como subyacente. Estos productos suponen una cantidad de aproximadamente 9 veces el PIB mundial, según diversas estimaciones. Sin duda, se trata de un negocio tan lucrativo como arriesgado, pero que reporta suculentos beneficios a quien realmente sabe cómo utilizarlos.
Entre ellos se encuentran las opciones financieras, que no son más que derechos de compra o venta del activo al que están referenciadas en un plazo de tiempo determinado que dan el derecho pero no obligan a comprar el activo subyacente a vencimiento. Y entre ellas se encuentran las opciones binarias, que cada vez están ganando más popularidad por su sencillez y por sus plazos tan cortos.
Entre estos derivados se encuentran las opciones binarias, un sistema de inversión a través de los cuales se apuesta a la subida de un activo subyacente en un periodo de tiempo determinado. La principal característica de estos productos es que o bien ganamos o bien perdemos todo, no hay término medio, de ahí el nombre de binario.
Por ejemplo, una opción binaria puede utilizar como activo subyacente cualquier acción que cotice en el IBEX, como el Santander o el BBVA. El inversor invierte en una posibilidad en que, al finalizar un periodo de tiempo que establece el bróker (unos segundos, minutos, horas, días, semanas, aunque lo normal es que los contratos sean de una hora) el precio de la acción va a ser superior o inferior al actual, apostando por un incremento en su precio o un descenso, respectivamente. Si acierta, se lleva la cantidad correspondiente mientras que, si falla, perderemos la cantidad inicialmente invertida.
Existen dos tipos principales de sistemas para invertir en estas operaciones binarias:
Una de las principales características de las opciones binarias es que se puede invertir al alza o a la baja. En el caso de invertir al alza, se adquiere una opción de compra CALL, a través del cual se predice que el precio de mercado del activo será más alto de lo que era en el momento en que haya entrado; por su parte, a través de una opción de venta PUT se predice que el precio del activo se reducirá a la expiración del plazo de la opción.
Las opciones binarias constituyen operaciones bastante arriesgadas que aprovechan la volatilidad de los mercados para ofrecer grandes rentabilidades a los inversores, de hasta un 80% en un periodo de tiempo bastante reducido, que puede ser de unos pocos minutos. En el otro lado de la balanza, las pérdidas son del 100% de lo que se invirtió. No hay medias tintas, y de ahí su nombre de binarias.
No hay que perder de vista, además, que las opciones binarias se liquidan a muy corto plazo. En estos plazos, es prácticamente imposible predecir el comportamiento del activo subyacente, especialmente si no se tienen conocimientos de análisis técnico que ayuden a estimar su evolución en un periodo corto de tiempo. En estas circunstancias, la inversión se convierte en un juego de azar, en el que, en la mayoría de ocasiones, la rentabilidad obtenida puede no compensar el riesgo asumido.
Quizá por esta razón, los propios reguladores europeos determinaron que las opciones binarias eran como juegos de azar y, por esa razón, los han eliminado del escaparate de los productos financieros para particulares. La regulación de este tipo de productos es bastante difusa, lo que explica por qué en muchos lugares quedan fuera de la regulación comunitaria. Ahora bien, es importante tener en cuenta que siempre que las inversiones se realicen desde brokers totalmente regulados por la CNMV, van a estar protegidas y seguras, por lo que no tenemos que preocuparnos al respecto.
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