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El crowdlending, también conocido como préstamo entre particulares, se ha convertido en una de las alternativas más interesantes no solo para aquellos que buscan financiación, sino también para aquellos que quieren invertir sus ahorros y, de paso, quieren ayudar a la economía real de manera directa.
Su mecánica es sencilla: a través de una plataforma de crowdlending disponible en Internet, se pone en contacto oferta y demanda, obteniéndose el precio de equilibrio que, en este caso, constituye el tipo de interés.
Desde que en 2009, estas plataformas no han parado de crecer, impulsadas por la búsqueda de una financiación que había sido bloqueada por parte de las entidades financieras.
Sin embargo, a pesar de que el caldo de cultivo era idóneo para que estas plataformas sigan creciendo, el volumen no es ni de lejos el que existe en otros países. Mientras en Londres este mercado ya está entre los 1.500 y los 2.000 millones de euros, en España apenas supera los 30 millones de euros.
Según la mayoría de expertos, una de las causas de este crecimiento estable pero por debajo de lo esperado es la falta de regulación.
La mayoría de los participantes en este mercado se muestran reacios a prestar sus capitales, especialmente si existen otras alternativas más seguras.
Pero todavía existe una explicación mucho más convincente: en España, todavía existe una cultura demasiado bancarizada, como así lo demuestra que el 70% de la financiación provenga de esta vía.
El resultado es que, todavía a día de hoy, los bancos no vean amenazada su posición.
Pero, ¿podemos estar seguros si invertimos en préstamos de este tipo?
Lo primero que hay que tener en cuenta es que el crowdlending, al igual que otros productos de inversión, conlleva el riesgo de perder la inversión inicial.
La financiación se realiza entre prestamista y prestatario, y la plataforma tan solo actúa de intermediario entre ellos, gestionando cobros, pagos y la forma en la que se realiza el préstamo, sin asumir ningún tipo de garantía por ello.
El intermediario tan solo puede comprometerse a asumir la reclamación, primero de forma amistosa y después por vía judicial, en caso de no haber llegado a un acuerdo.
Sin embargo, sí que pueden determinar el riesgo de la operación a través del tipo de interés.
Como ocurre con cualquier otra inversión, mayores rentabilidades implican mayores riesgos de impago. Si queremos asumir un menos riesgo, tendremos que asumir que vamos a ganar menos dinero.
En algunos casos, el tipo de interés no se fija por criterios de riesgo, sino en función de la oferta y la demanda del mercado.
Este interés debería servir para calibrar el riesgo de operación pero, en la práctica, el número de actores que intervienen en el mercado es tan bajo que este precio puede estar manipulado a la baja, dando una falsa sensación de asunción de riesgos.
Por esta razón, es importante trabajar con plataformas que ofrezcan la mayor información posible de los prestatarios.
Al igual que ocurre con cualquier otra inversión, es importante disponer del mayor volumen de información posible.
Algunos datos imprescindibles son la denominación jurídica de la empresa, su balance de situación, una descripción detallada del uso que se le va a dar al dinero prestado y los criterios que siguen las plataformas para establecer los ratios de solvencia correspondientes en cada caso.
Por otro lado, como inversores, debemos de seguir las mismas pautas que utilizaríamos para invertir en otros instrumentos.
Esto es, diversificar al máximo posible los riesgos de la inversión, establecer el objetivo de rentabilidad-riesgo y el horizonte temporal que mejor se adapta a nuestras circunstancias personales y, si es posible, solicitar garantías al prestatario con el fin de compensar el riesgo de impago.
En algunos casos, además, podemos escoger la forma en la que devolver el préstamo. En estos casos, conviene escoger aquel método a través del cual podamos recuperar el capital lo antes posible.
Cuanto más tiempo transcurra sin que recibamos la parte de capital correspondiente, mayor riesgo asumiremos.
En definitiva, invertir en préstamos p2p supone, de alguna manera, asumir ciertos riesgos. Pero estos no serán mayores que los riesgos que asumimos al invertir en otros instrumentos, como los fondos de inversión.
Como ocurre con cualquier otra inversión, conviene aplicar el sentido común, conocer cuál es el riesgo que queremos asumir, y tratar de establecer algunas garantías.
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