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Normalmente al contratar una tarjeta de crédito lo hacemos fijándonos (o deberíamos hacerlo) en su rentabilidad, promociones, comisiones, cuotas, etc. Pero sin duda siempre la acabamos contratando en base a nuestra economía, la que sale de nuestro bolsillo.
Existen tarjetas que te devuelven un porcentaje sobre el gasto que estás generando, otras que te devuelven otra parte de algunos recibos, tarjetas que te ayudan a ahorrar en gasolina, algunas que te premian por tu fidelidad al alcanzar un gasto determinado, etc. pero, como hemos dicho, siempre giran en torno a nuestra propia exigencia y a aquellos productos o servicios que más nos pueden llegar a satisfacer.
Pero si vamos un poco más allá del egocentrismo y damos un paso hacia adelante, veremos que existe todo un mundo que sólo conocemos (tristemente) por lo que los diferentes medios de comunicación nos cuentan, pobreza, hambre, gente con discapacidad, etc. que no disponen de medios suficientes más que para subsistir penosamente en el día a día de su vida. Involucrarse en ayudar a los demás no sólo es efectivo a través de varias organizaciones sino que, además, le llena a uno de satisfacción por hacer las cosas bien hechas.
Una manera de ayudar a este tipo de organizaciones a seguir desarrollando sus actividades de ayuda a los más necesitados es a través de las donaciones, es evidente, pero existe otra manera de colaborar sin que apenas te des cuenta y en el uso cotidiano de tu tarjeta de crédito: las tarjetas de crédito solidarias.
Este tipo de tarjetas de crédito incorporan exactamente las mismas prestaciones que cualquier otra tarjeta de crédito que estés usando actualmente, con la peculiaridad que parte de las comisiones (o del gasto asociado a la propia compra) repercute en la ONG que se haya escogido.
Muchas de las veces sacrificarás el descuento que te ofrecen por pagar en tiendas asociadas para destinar dicho importe a una organización no gubernamental, este tipo de importes suelen ser del 0,7%, en otros casos se cede dicho porcentaje directamente de las compras que tú realices y en el menor de los casos las comisiones (un pequeño porcentaje) que el banco le cobra al establecimiento a través del TPV son las que cederán a dichas organizaciones o fundaciones de carácter solidario.
Existen varias entidades bancarias que tienen tarjetas asociadas a este tipo de necesidades, no son muchas, pero alguna hay. Vamos a verlas:
Hasta aquí es todo muy bonito, mientras compras ayudas en proyectos solidarios mediante la cesión de un porcentaje a organizaciones humanitarias, sea propio (de tu bolsillo) o de la propia comisión que cobra el banco al establecimiento donde estás realizando la compra.
Ahí está la letra pequeña de todos los contratos, y sobre todo cuando se trata de entidades bancarias. A la hora de contratar cualquiera de estas tarjetas hemos de leer muy bien las condiciones generales de éstas, algunas cobran comisión de apertura, otras te obligan a tener una cuenta bancaria en la entidad, y otras son gratuitas el primer año pero al segundo cobran los gastos anuales.
Si realmente estás concienciado y eres de los que quieren colaborar con una ONG la mejor recomendación es, sin duda, que la aportación la hagas tú directamente a la organización que prefieras.
¿Por qué? No te vamos a engañar, el banco es un negocio y vive de las comisiones. Las cantidades que recorta de tu gasto no van íntegras a las ONG, sólo una parte muy pequeña de éstas. Pero sin duda la ventaja principal de que las aportaciones las hagas directamente a dichas fundaciones y organizaciones no gubernamentales es que
1) el 100% de tu donación irá directamente a dicha ONG,y 2) podrás deducirte hasta el 25% en tu declaración del IRPF.
Ahora ya conoces las diferentes opciones que tienes a la hora de contratar una tarjeta VISA solidaria, nuestro consejo final no sería otro que el que repetimos una y otra vez, antes de firmar o solicitar un producto de este tipo infórmate de todas las condiciones y, sobre todo, de las comisiones y gastos que te pueden generar a corto, medio y largo plazo. Es importante para tu economía.
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