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Seguimos con un nuevo capítulo sobre inflación para ver una de las maneras de que nuestro dinero no pierda valor en tiempos de inflación.
Como hemos visto en artículos anteriores la inflación hace que nuestro dinero valga menos a lo largo del tiempo, por eso tener el dinero guardado en casa no es una buena solución porque cada vez tendrá menos valor.
Una de las maneras más tradicionales de intentar luchar contra la inflación han sido los depósitos bancarios, pero ya hemos visto que la rentabilidad de los depósitos amortigua la pérdida de valor de nuestro dinero, pero no compensa todo el impacto de la inflación, y mucho menos ahora con elevada inflación y rentabilidad casi nula en los depósitos.
Se hace necesario buscar otras alternativas.
Una solución para que nuestro dinero no pierda valor es utilizarlo en bienes que suban de precio debido a la inflación.
Imaginemos que hace 30 años podíamos comprar un menú en una hamburguesería por 1 €, y que ese mismo menú hoy vale 7 €. El menú es igual, la diferencia es que debido a la inflación su precio se ha multiplicado por 7.
Si hace 30 años yo tenía 14 € podía comprar 14 menús completos con su hamburguesa, sus patatas y su bebida.
Si esos 14 € los hubiese guardado en una hucha y los cojo a día de hoy para invitar a mis amigos a la hamburguesería sería un fiasco porque solo podré pagar 2 menús completos en lugar de 14 menús.
Tengo el mismo dinero, los 14 €, pero como mi dinero ha perdido valor por culpa de la inflación mi dinero vale menos, antes valía 14 menús y hoy vale solo 2 menús.
Una solución para que mi dinero no valga menos sería comprar 14 hamburguesas hace 30 años con mis 14 € y guardarlas.
Pasados los 30 años si quiero invitar a mis amigos seguiría teniendo 14 hamburguesas y podría invitar a 14 amigos.
También podría vender esas 14 hamburguesas a día de hoy a 7 € cada una y mis 14 € se habrían convertido en 98 €, que es el equivalente a las 14 hamburguesas.
En ese caso mi dinero no habría encogido con la inflación pues tendría el equivalente al precio de 14 hamburguesas hace 30 años, pero también a día de hoy.
En el ejemplo anterior en lugar de guardar el dinero he guardado un producto que sube de precio al mismo ritmo que la inflación, y por tanto mi dinero no ha perdido valor.
Cualquiera que esté leyendo esto pensará que nos estamos volviendo locos, el ejemplo de las hamburguesas es para ilustrar el problema y dar pistas de una posible solución.
El problema del ejemplo es que una hamburguesa no tendrá ningún valor 30 años después porque no estará en condiciones para ser consumida, y nadie la comería y nadie pagaría por ella.
En el punto anterior hemos visto que una forma de vencer a la inflación es comprar productos que suban de precio con la inflación, pero los bienes que debemos comprar para guardar deben ser perdurables en el tiempo.
El ejemplo de las hamburguesas nos sirve para entender que comprar y almacenar hamburguesas no sirve de nada porque esas hamburguesas no son duraderas y su valor futuro será nulo.
Pero si compramos bienes que suban de precio con la inflación y que además los podamos guardar y que no se deterioren con el paso del tiempo el problema quedaría resuelto.
Si en lugar de hamburguesas compramos sillas, azulejos, sal o cualquier bien perdurable en el tiempo y que se incremente del tiempo con la inflación podríamos haber dado con la solución.
Si pasados los 30 años del ejemplo vendo esas sillas, sal o lo que sea mi dinero no habría perdido valor.
Pero si pensamos un poco la idea puede no ser tan buena, porque las sillas pueden haber pasado de moda, aunque estén en perfecto estado y que su valor real en el mercado no sea el esperado y nos den menos dinero por ellas, o sea que su precio no suba tanto como la inflación.
Pero además hemos podido tener un coste de almacenamiento de las sillas rebajando nuestra rentabilidad.
En el caso de que se hayan revalorizado igual que la inflación a lo mejor son sillas que solo quiere un cliente específico que puede llevarnos tiempo encontrar, así que si necesitamos el dinero puede ser que nos cueste mucho convertir las sillas en dinero.
En el caso de la sal el gran problema sería almacenarla por su elevado volumen, y también mantenerla seca para que no pierda calidad ni peso.
El coste de almacenar la sal durante 30 años sería muy elevado y, aunque vendamos la sal pasados esos 30 años no habrá sido rentable.
Así que el comprar materiales que incrementen su precio con la inflación y que además sean perdurables no nos garantiza que nuestro dinero venza a la inflación.
La solución a los problemas anteriores es comprar bienes que sean fáciles de almacenar, porque no se deterioran y porque ocupan poco espacio, y que se puedan convertir en dinero de manera rápida cuando lo necesitemos. Se trata de buscar inversiones para protegernos de la inflación y que sean líquidos.
Tradicionalmente esto se ha conseguido con metales preciosos, piedras preciosas, joyas y arte. Podemos pensar en oro, en diamantes, en joyas y en cuadros.
El oro o los diamantes apenas ocupan espacio y se pueden guardar fácilmente, no se deterioran con al paso del tiempo, su precio sube con la inflación, y podemos convertir esos bienes en cualquier divisa de manera inmediata casi en cualquier momento y en cualquier lugar.
Si miramos el gráfico vemos como guardar el dinero en la hucha es lo peor que podemos hacer, cómo los depósitos bancarios amortiguan el efecto inflación, pero no impiden que nuestro dinero pierda valor.
Pero el oro, y otras inversiones similares, mantienen el valor al ser capaces de igualar el efecto inflación.
Incluso puede ocurrir que el precio de algo, ya sea oro, arte o joyas, suban por encima de la inflación logrando que nuestro dinero gane valor.
Vemos que podemos neutralizar el efecto de la inflación a través de bienes que no pierdan valor con el paso del tiempo, que sean duraderos y fácilmente almacenables.
Esto es así, aunque presenta algunos problemas, especialmente si somos ricos y tenemos mucho dinero porque es un riesgo almacenar una elevada cantidad de algo valioso como joyas o diamantes.
En los próximos capítulos veremos cómo enfrentarnos a la inflación sin almacenar bienes y hacerlo incluso con a través de hamburguesas mediante la inversión.
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