La seguridad en el uso de las tarjetas de crédito es una de las grandes obsesiones del sector bancario. No en vano, cada año son miles los casos de uso fraudulento por parte de tarjetas, lo que supone un gran malestar para los consumidores, así como un gasto notable para las compañías de seguros de las entidades.
Las tarjetas prepago son una de las alternativas más fiables que existen en este ámbito. No solo limitan considerablemente el riesgo en el uso de una tarjeta, sino que, además, son tan cómodas como cualquier otra tarjeta de crédito; gracias a lo cual no notarás ninguna diferencia mediante su uso.
Obviamente, toda ventaja suele representar una contrapartida y las tarjetas prepago no son una excepción a esta regla.
Por esa razón, vamos a presentarte tanto las ventajas como los inconvenientes propios de las tarjetas prepago. Una vez las conozcas, sólo tú podrás saber si te vale la pena utilizarlas o no.
Las ventajas de las tarjetas prepago se pueden resumir en la limitación del riesgo, el control del gasto y la comodidad de uso. Analicemos cada una de ellas por separado.
El funcionamiento de las tarjetas prepago es tan sencillo como seguro.
En primer lugar, es necesario proceder a cargar el saldo en la tarjeta, lo cual se realiza habitualmente mediante el uso de las plataformas de la banca digital. El saldo es extraído de la cuenta corriente del titular de la tarjeta o de aquella persona que procede a la recarga.
Una vez ya hay saldo, la tarjeta puede ser utilizada en cualquier establecimiento o para cualquier operación, como con cualquier tarjeta de crédito.
La gran ventaja es que, en caso de extravío, robo o duplicación no autorizada de la misma, los malhechores sólo podrán hacer uso del saldo que se haya cargado en la tarjeta, pero no tendrán acceso al crédito propio de una tarjeta de crédito. Se limita así el perjuicio económico que puedan ocasionar.
Uno de los inconvenientes de las tarjetas de crédito convencionales es, precisamente, el hecho de que compramos a crédito. En principio, esto debería ser una ventaja; sin embargo, la mayor parte de la gente tiene dificultades para controlar los gastos que realizan debido a que éstos no son liquidados hasta fin de mes.
El resultado es sobradamente conocido: compras compulsivas y pagos aplazados que terminan convirtiéndose en un gran lastre para la economía personal.
Con las tarjetas prepago, este problema desaparece por el sencillo hecho de que, ni se tratan de una tarjeta de crédito, ni suponen hacer uso de todo el saldo de nuestra cuenta corriente.
Únicamente podemos gastar aquel dinero que hemos cargado previamente en la tarjeta. En el momento en que el saldo se acaba, la tarjeta deja de ser operativa hasta proceder a una nueva recarga.
Se trata de un método muy eficaz para percatarse fácilmente de cuánto dinero estamos gastando, dado que deberemos hacer recargas de forma totalmente consciente y premeditada.
Finalmente, la última -pero no por ello menos importante- ventaja de las tarjetas prepago consiste en la comodidad con la que se puede utilizar la versión digital para realizar las compras online, que normalmente se harían con una tarjeta de crédito o débito.
Efectivamente, una de las variantes de las tarjetas prepago es la versión digital; es decir, ni si quiera se emiten en plástico sino que tu banco te facilita los datos de numeración y código CVS.
Además, gracias a la llegada de las múltiples apps móviles para realizar pagos con el smartphone, es posible dar de altas estas tarjetas prepago virtuales en tu móvil y utilizarlas también de esa manera.
Como hemos dicho al principio, las tarjetas prepago también presentan algunas desventajas, las cuales se podrían resumir en el pago de comisiones de recarga, la inadmisión para las operaciones con pagos recurrentes o la caducidad rápida.
El mercado de las principales tarjetas prepago del mercado se basa en el cobro de una pequeña comisión por cada recarga realizada. Dicha comisión suele consistir en un porcentaje sobre el importe cargado, con una cantidad mínima que suele oscilar entre 1 y 2 euros.
Otra de las modalidades consiste en cobrar una cuota anual por el uso de la tarjeta, si bien esta opción es propia de las tarjetas prepago que se emiten físicamente en plástico y tienen una fecha de caducidad bastante longeva.
Por motivos de seguridad, las tarjetas prepago no suelen ser admitidas para realizar operaciones que implican pagos recurrentes, como por ejemplo la suscripción a revistas, servicios de televisión, etc.
Esto se debe a que el titular podría no recargar la tarjeta, impidiendo que se le realizara el cobro recurrente del servicio que ha contratado.
Por último, debes tener en cuenta que algunas tarjetas prepago tienen una fecha de caducidad muy temprana o incluso sólo pueden ser utilizadas para una sola operación. En realidad, esto se debe a motivos de seguridad, de manera que, en caso de extravío, la tarjeta deje de ser válida en poco tiempo. No obstante, si pretendes utilizarla de forma habitual, entonces tendrás que buscar una tarjeta prepago que tenga una vigencia mucho más larga.
Y hasta aquí hemos llegado. Desde nuestro punto de vista, éstas son las principales ventajas y desventajas de las tarjetas prepago. ¿Conoces alguna otra?
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