¿Vivienda nueva o de segunda mano?

A la hora de comprar una vivienda, puede llegar a surgir la recurrente duda de si comprar una de segunda mano o una nueva.

La decisión no es nada fácil, por lo que vamos a comentar las ventajas de cada una de las opciones y dar algunas pautas para elegir cuál es la que más conviene a cada persona.

Las ventajas de comprar una vivienda de segunda mano

Comprar un piso o casa de segunda mano tiene un factor importante a su favor, y es que su precio es mucho más económico, por lo que hace más accesible el contar con una vivienda.

Además, hay gran cantidad de ellos a la venta, en la actualidad a precios muy económicos, por lo que es una excelente oportunidad para los que quieren comprar una vivienda ahora, para los que quieren invertir en el mercado inmobiliario o para los que tienen unos ahorros que le permiten comprar la vivienda pagando en mano.

Además de tener un mejor precio que los pisos nuevos o las casas nuevas, hay una gran cantidad de pisos y casas de segunda mano en todos los lugares, lo que permite además que haya una mayor competitividad y mejores precios.

Otra cosa interesante es que se pueden pedir subvenciones o préstamos de ayuda. Es más fácil acceder a ellos en este tipo de viviendas, e incluso si se trata de viviendas que tienen los bancos se pueden obtener buenos descuentos y un mayor acceso a mejores hipotecas.

Y por otro lado, hay más probabilidades de tener mayores ahorros para la compra de estos inmuebles, lo que supone que se ahorre en la hipoteca e incluso en algunos casos no sea necesario ni contratarla.

¿Y viviendas de segunda mano a reformar?

Otras personas prefieren encontrar auténticas gangas en viviendas de segunda mano que hay que reformar, aunque haya que pagar las obras, porque así pagan menos inicialmente (aunque después tengan que sumar el precio de las obras y reformas), tienen una vivienda al momento desembolsando poco (muchos recurren a ahorros que tienen en lugar de pagar hipoteca) y pueden personalizar la vivienda a su medida, a sus gustos y criterios personales.

En estos casos, suele haber más ayudas y subvenciones, por no hablar de que los impuestos suelen ser mucho más bajos al calcularse sobre el valor del inmueble (y no de las escrituras).

Eso sí, antes de ello hay que tener en cuenta la normativa vigente, los permisos y sus tasas y el precio total que puede suponer la reforma.

Quien piensa que hoy en día no se hacen casas o pisos como los de antes podrá elegir algo que se adapte a sus gustos en este tipo de viviendas, en las cuales se podrá además elegir la distribución y ubicación de las estancias.

Las ventajas de comprar una vivienda nueva

La principal ventaja de una vivienda nueva es que no está usada, se estrena en ese momento, y no necesita (salvo algún defecto en la construcción u obra que deba ser subsanado) hacer reformas o invertir en ella más que lo que supone comprar la vivienda y contratar los servicios básicos.

No hay que preocuparse por pensar que necesita muchas reparaciones o “se está cayendo a trozos” porque ya está preparada para habitar sin tener que hacer reformas durante bastante tiempo. El constructor es responsable de todo lo que haya que hacer.

En muchas ocasiones merece la pena porque la subida de precio con respecto a una vivienda usada puede ser de tan solo un 10 ó un 20%. Y, por otro lado, los inmuebles nuevos lucen mucho mejor, tienen una mejor apariencia y están adaptados a las nuevas tendencias del mercado.

En muchos casos, este tipo de viviendas están equipadas, cuentan con sistema de calefacción, aire acondicionado, enseres de cocina y muchas otras cosas.

Se puede aprovechar la compra para solicitar a quien lo vende algo en especial o negociar las condiciones, especialmente ahora que los promotores están deseando vender. Están pensadas no solo para las nuevas tendencias, y por ello cuentan con materiales de última generación y aprovechan las nuevas tecnologías, sino también para las nuevas necesidades de las personas y familias que buscan dónde vivir.

Consideraciones finales