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Siempre que hemos hablado de educación financiera o de libertad financiera hacemos referencia a la importancia de tener un presupuesto.
Tener identificados nuestros ingresos y nuestros gastos con la suficiente anticipación nos puede evitar sustos, y puede evitarnos acudir a solicitar préstamos y endeudarnos.
Si tener un presupuesto familiar es siempre recomendable en el escenario actual se hace casi obligatorio para anticiparnos a las subidas de precios, de hipoteca y todo el conjunto de problemas económicos que se cierne sobre toda Europa.
El primer objetivo es lograr que los gastos sean inferiores a los ingresos, en segundo lugar tener previstos los gastos que no son periódicos para evitar sustos y en último lugar tener un colchón para emergencias e imprevistos.
Hoy en día es habitual hacer compras online, pagar con tarjeta, con Bizum y otros medios de pago.
Esas nuevas formas de comprar y de pagar con dinero electrónico a veces no nos permiten tener una idea clara de los gastos que tenemos, pero eso es algo que podemos solucionar con un presupuesto familiar.
Para hacer un buen presupuesto necesitaremos papel y boli o una hoja de cálculo para ir anotando los ingresos y gastos previstos.
El primer paso será anotar todos los gastos e ingresos para luego ir ajustando las partidas.
En el momento en que anotemos nuestros gastos ya tenemos la base para poder ver en lo que se nos escapa el dinero, las partidas que son necesarias, las que se pueden rebajar o las que directamente son suprimibles en caso de necesidad.
Algo muy útil es poder adelantarnos a los gastos extra como son el seguro del coche, el IBI o cualquier gasto que no sea recurrente.
Hay meses que los gastos pueden ser superiores a los ingresos, incluso que no podamos evitarlo porque llegan diferentes recibos, pero al tenerlo presupuestado con antelación nos permitirá evitar los temidos números rojos.
En los tiempos actuales en los que nos vamos a enfrentar a subidas de la cuota de la hipoteca o de la energía podemos adelantarnos varios meses para tener una idea de los gastos a los que tendremos que hacer frente.
Por ejemplo, a la hora de escribir este artículo estamos en agosto y podemos hacer una aproximación de la subida de la cuota de la hipoteca si nos toca revisión en diciembre y podemos hacer una previsión del gasto en gas y electricidad para el próximo invierno.
El tener previsto esos incrementos puede salvarnos de situaciones muy complicadas.
En definitiva, se trata de que nuestros gastos no pueden ser superiores a nuestros ingresos, y debemos apartar una cantidad para el ahorro.
Si gastamos 1 € más de lo que ganamos al final deberemos endeudarnos y nuestros costes aumentarán debido a los intereses, entrando así en una espiral complicada que debemos evitar a toda costa.
Podemos elaborar una hoja de cálculo bastante sencilla, lo podemos hacer en un cuaderno o podemos descargar alguna plantilla de Internet, existen muchas plantillas gratuitas.
Generalmente elaboraremos un presupuesto anual, con todos los ingresos y gastos organizados por meses.
Los ingresos y gastos que sabemos que van a producirse los podemos incluir, y los gatos que no tengamos de momento muy controlados deberemos anotarlos cada día para trasladarlos luego a la lista de gastos.
Generalmente es más fácil empezar por los ingresos, deberemos incluir cualquier ingreso ordinario o extraordinario.
No se trata de incluir solamente la nómina; sino todos los ingresos, sean por una pensión alimenticia, por un depósito bancario a plazo fijo, por inversiones, propinas, alquileres o cualquier otro ingreso.
Ejemplo: María tiene una nómina mensual de 1.450 € al mes, recibe una pensión alimenticia para su hijo de su expareja de 200 € al mes, además un alquiler de 250 € mensuales de un pequeño local comercial y su trabajo le reporta propinas de 50 € en enero y 30 € en febrero.
Los gastos pueden ser muy numerosos y de distinta naturaleza, es por eso que tenemos que ser muy organizados a la hora de contabilizarlos.
Es super importante que una vez realizado nuestro presupuesto podamos identificar de un vistazo en lo que se nos escapa el dinero, los gastos que se pueden rebajar o suprimir y los que son totalmente necesarios.
Por eso es conveniente separar los gastos en:
Ejemplo: María paga una hipoteca de 340 € cada mes por su piso, tiene una cuota de 180 € del préstamo del coche, paga 62 € de gastos en su comunidad de vecinos, en enero la cargan el seguro de hogar por 90 €, paga 74 € fijos cada mes a su empresa de telefonía y tiene un gasto de 50 € por una plaza de garaje alquilada.
Si hacemos un presupuesto para un mes, por ejemplo para enero por ser el primero, y luego multiplicamos x12 para tener nuestro presupuesto anual caeremos en una trampa porque hay gastos que aparecen de manera puntual que no esteremos teniendo en cuenta.
Por eso es necesario elaborar un presupuesto para los 12 meses teniendo en cuenta esos gastos puntuales.
Puede ser que en abril tengamos el impuesto de coche, en junio el IBI, en septiembre el seguro del coche, en agosto las vacaciones o cualquier otro gasto que no sea recurrente.
Por este motivo lo aconsejable es hacer el presupuesto para los 12 meses del año, muchas cantidades serán iguales, pero aparecerán gastos que se dan 1, 2 ó 3 veces al año.
Por el lado de los ingresos pasa lo mismo, podemos tener una paga extra, un depósito que nos abona intereses una vez al año, dividendos u otros ingresos no mensuales.
Una vez que tenemos todos los ingresos y todos los gastos tendremos que sumar todos esos ingresos y gastos para obtener un resultado.
Si los ingresos son superiores a los ingresos tenemos un presupuesto saneado y podemos empezar a planificar el ahorro, que sería el siguiente paso.
Un presupuesto equilibrado en el que ingresos y gastos están muy igualados es una situación complicada porque cualquier cambio o imprevisto puede trastocar toda nuestra economía familiar.
Supongamos una gran avería, gastos imprevistos, una subida de la cuota de la hipoteca...
En este caso deberíamos intentar estudiar nuestros gastos para rebajar pagos no necesarios y poder así ahorrar una parte de nuestros ingresos para imprevistos o para tener solucionado nuestro futuro más inmediato.
Un presupuesto que sea deficitario, es decir, en el que los gastos superan nuestros ingresos, nos debe hacer saltar todas las alarmas y ponernos a estudiar urgentemente la manera de equilibrarlo.
Si el déficit se debe a gastos no necesarios la solución puede ser relativamente sencilla.
En estos casos de presupuestos deficitarios lo habitual es que tengamos varias deudas y para poder salir de esa espirar de deudas una posible solución es reunificar deudas, utilizar el método bola de nieve y buscar soluciones urgentes para no entrar en una espiral de cada vez mayor endeudamiento.
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