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Los bajos tipos de interés que ofrecen muchos productos financieros han hecho que los inversores se estén fijando en otros activos, otros valores y otros instrumentos con un mayor rendimiento, aunque sea a costa de asumir un mayor riesgo.
En este sentido, los ahorradores más conservadores se han tenido que convertir en inversores, buscando en los mercados de valores aquellos activos que mejor se adapten a su perfil de riesgo.
En estas circunstancias, las acciones de empresas que cotizan en bolsa se han convertido en una alternativa muy interesante, especialmente aquellas más grandes.
La seguridad de que la compañía no tendrá vaivenes demasiado importantes en su valor a lo largo del tiempo y la posibilidad de obtener dividendos periódicos que constituyan una renta anual son dos grandes argumentos para que muchas personas se lancen a comprar estos valores.
Existen muchos parámetros técnicos para hacerlos, algunos de los cuales no son comprensibles por el común de los mortales.
Sin embargo, existe una variable, muy sencilla de entender, que sirve para determinar si las acciones de una empresa son rentables o no, y no solo en relación con otras empresas, sino también en relación con otros productos: la rentabilidad por dividendo.
Se trata de la relación que existe entre el dividendo que paga una empresa cada año y el precio de sus acciones en ese mismo momento.
Evidentemente, el atractivo de una acción que distribuye dividendos no es solo que esté cara o barata en relación con su valor, sino que sus dividendos sean interesantes en relación a este precio; y esta es precisamente la información que trata de ofrecernos la rentabilidad por dividendo.
Y es que, a la hora de invertir, tan importante o más que aprovechar las subidas o las bajadas de las acciones es el dividendo que ofrecen.
Así, si una acción tiene un precio de 10 euros y paga 1 euro de dividendo al año por acción, la rentabilidad por dividendo será del 10% (1/10).
En contraposición, una acción cuyo precio sea de 5 euros y ofrezca 0,40 céntimos de dividendo por acción, tendrá una rentabilidad por dividendo del 8% (0,40/5).
Es decir, aunque la segunda de las empresas sea más barata, es menos interesante si tenemos en cuenta su rentabilidad por dividendo.
Como ya hemos dicho, la rentabilidad por dividendo constituye un indicador interesante en el que fijarse a la hora de decantarse entre una compañía y otra.
Evidentemente, sirve para comparar si una empresa es atractiva en relación con otra; pero, además, sirve para determinar qué inversión es mejor en relación al riesgo asumido, ya que permite realizar comparaciones con otros instrumentos de inversión.
De hecho, la rentabilidad por dividendo es el equivalente al interés que se aplicaría a un depósito a plazo fijo, a un bono del Tesoro o a un seguro de ahorro.
Por tanto, permite calcular de forma matemática si la inversión en acciones es interesante o no, fijándonos en el coste de oportunidad de invertir en un producto más seguro y en la prima de riesgo.
Casi la mitad de los valores que cotizan en el IBEX-35 ofrecen una rentabilidad por dividendo superior al 5%, muy superior a la mayoría de instrumentos financieros y de ahorro que existen en la actualidad.
Por ejemplo, Repsol ofrece una rentabilidad por dividendo de casi el 12%; Telefónica, del 8,25%; Endesa, de algo más del 7%; Mapfre, superior al 6,75%; Acerinox, del 5,86% y el BBVA, con una rentabilidad superior al 5,50%.
Evidentemente, dado que los mercados de bolsa operan todos los días laborales y, por tanto, el precio de las acciones de las empresas que cotizan en ellos sufren vaivenes de precio diarios, las rentabilidades por dividendo también cambian casi a diario, especialmente porque en la mayoría de los casos la política de las sociedades es la de establecer un dividendo anual fijo, repartido de varias veces.
Sin embargo, las rentabilidades por dividendo no suelen cambiar mucho de un día para otro, ni siquiera de un mes para otro, ya que tampoco lo hace el precio de las acciones de las empresas más grandes (a no ser que se den eventos inesperados, como el Brexit, o, en menor medida, la victoria de Trump).
Por tanto, se trata de un indicador fiable y sencillo de calcular para determinar si una empresa es conveniente para mi perfil o no.
En Busconómico | ¿Invierto en bolsa solo por el dividendo?
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